Opinión

¿Se rehabilita un feminicida?

¿Se rehabilita un feminicida?

El lunes 29 de junio de 2009, la prensa se refería al comerciante Miguel Vladimir Morán Balbuena, (Vladi), de 34 años, atrapado por asesinar a su esposa, Candy Fior D´ Aliza Filpo Espinal, (Yaniris), de 27 años, en Santiago y el Coronel Jesús Cordero Paredes, explicaba entonces, cómo el victimario cometió y lo admitió. Ella, embarazada de casi dos meses, murió en “shock hemorrágico, por proyectil de arma de fuego en región posterior del lado derecho del cuello, sin salida”.

Miguel Vladimir Morán Balbuena, condenado a 13 años de cárcel, acaba de contraer matrimonio el jueves pasado, con Yáskara Vargas, recientemente en libertad de 5 años de condena cumplida por venta de drogas, en el Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey. La boda, realizada en la Catedral de Santiago Apostol, fue iniciativa del programa “Unificando a la Familia”, de ese centro carcelario. (No conozco el programa y es posible se apoye en las mejores intenciones, pero angustia saber que, en la ruta de atención, a la Violencia Basada en el Género contra la Mujer, en el país se siga actuando impulsivamente).

En 2012, la Procuraduría General, estableció una serie de pautas de actuación del Ministerio Público ante los casos de violencia hacia la mujer, para unificar el enfoque en todas las Fiscalías del país como respuesta a estas violencias. Además, a comienzos del año en curso, la misma Procuraduría, Policía Nacional, Ministerio de la Mujer y Ministerio de Salud Pública, firmaron un acuerdo “Para la Coordinación Interinstitucional y la Aplicación de Pautas Comunes de Actuación en la Prevención, Atención e Intervención de la Violencia de Género, la Violencia Intrafamiliar y los Delitos Sexuales”.

Es decir que el sistema entero, a medida que se va especializando, entiende que hay que dar un enfoque integral e integrado como respuesta a estas violencias, imprescindible para evitar el incremento tan alto de feminicidios que tenemos en el país.

Un hombre capaz de matar a su compañera de vida, además embarazada, no es el paradigma de la unión familiar, aunque sea 5 años después, y el sistema asume gran responsabilidad, mediada por la intervención de las ideas religiosas tradicionales, con apremio reconocido a “formalizar, rescatar y mostrar conversiones”.

Cuidado, desde la experticia que tenga el sistema en masculinidad violenta, de acuerdo a las investigaciones internacionales y nacionales, hay que incorporar los resultados de la Ruta Crítica de los feminicidas y establecer límites a la intromisión de interventores que, aunque de buena fe, no entienden el fenómeno de la violencia contra la mujer.

El Nacional

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