¿Quién iba a creer meses atrás, cuando el binomio perredeista Hipólito- Abinader no llegaba al 20% en la aceptación del pueblo, que serían hoy representantes principales en la expresión popular, a pesar de la descomunal campaña publicitaria del frente opositor que satura?
Me duele con sinceridad que mi amigo, el presidente Leonel, haya tenido que vivir lo que vive. Que Dios lo ilumine en este laberinto que lo acorrala, aunque me extraña que no haya actuado con neutralidad, como prometió, en este proceso que finaliza, que podría haberlo estudiado más a fondo, y evitar los graves dislates que han cometido algunos de sus aliados.
¿Cómo es posible que un gobierno que controla todos los poderes, utilizando la Constitución, creación también oficial, incurra en violaciones repetidas a la misma y no investigue siquiera algunos de los escándalos denunciados, hasta violándoles teléfonos a candidatos, orquestando graves denuncias hasta de proyección internacional donde hoy cosechamos riesgos invalorables? No nos explicamos los disparates que nos hieren de muerte nuestro proceso democrático.
Ojalá el Todopoderoso ilumine también a quien resulte elegido en mayo para que, aunque no sea Juan Pablo Duarte, sea digno para el cambio que quiere el pueblo. Algunos cuestionan a Hipólito y recurren inundando programas con ocurrencias de años pasados, olvidando al propio Balaguer, quien hoy es referencia internacional pero en su primer gobierno lo sacaron como muñeco de papel. Luego volvió y sembró muchas obras, sin impuestos, y dejó el país con apenas un millón de dólares de deuda y hoy arrastramos alrededor de 25 mil millones de dólares y déficit por doquier. Las verdades salen solas, se despejan como la atmósfera.
A propósito del binomio blanco, hay algo que se ha comprobado y es que son personas comprometidas con su partido PRD, y con el cambio, con el gran estímulo, ser de Santiago de los Caballeros, donde la dignidad siempre ha sobrado y la historia lo registra en cada uno de sus hijos como algo genético, como lo dicen los dos en sus pocos anuncios que utilizan oficialmente de campaña, donde traducen confiabilidad y garantía absoluta.
Don Hipólito ha sido un hombre probado como sincero, honesto, incansable, trabajador, y un ser humano valiente y carismático.
Finalmente, mi solidaridad con la familia de mi querido amigo fallecido Manuel Arsenio Ureña, hombre bueno, trabajador y exitoso hasta en la política, cualidades que se heredan, y ponemos como ejemplo a sus compueblanos, pudiendo recordar, de Santiago, a Antonio Guzmán, Jorge Blanco, Ulises Francisco Espaillat, Balaguer, quienes hicieron sus aportes a un proceso democrático todavía inmaduro ineficiente e injusto, por culpa de nosotros, los humanos, no de dicho sistema.