El gasto de 20 millones en viáticos para sus miembros y el patrocinio e eventos que nada tienen que ver con la labor legislativa, es dispendio en la Cámara de Diputados, es gasto que se hace sin tomar en cuenta las necesidades perentorias. En relación con la pobreza que hay en el país, es, sencillamente un contraste, un modo especial de desafinar, y constituye un insulto. Si todo este derroche del dinero público es cierto, bien podría la sociedad exigir un acto de desagravio, justo en un momento en que afloran, de parte de la dirección del nuevo gobierno, tímidas señales de restricción del gasto público superfluo.
Ese tipo de manejo con los recursos del Estado nos retrotrae a la necesidad del ejercicio ciudadano consciente, el que se realiza en pleno conocimiento de sus derechos y de sus deberes, de una ciudadanía empoderada y decidida a pedir explicación y asumir postura frente a instituciones que por tener presupuesto autónomo actúan al margen de toda racionalidad.
El artículo publicado en Hoy, al cual hice mención en la pasada entrega, ilumina e ilustra sobre lo que ocurre en una sociedad donde, quien controla una cuota de poder, la hace girar en torno de su beneficio personal.
No se quiere bajo ningún concepto que quienes representan el Poder Legislativo anden descalzos, hambreados, ni mucho menos que vayan al Congreso a empobrecerse moral ni materialmente, pero en el contexto presente, el asunto que se expone es otro.
Hablar de RD$20, 123, 253.31 que es el total de lo gastado en apenas 8 meses -según la fuente- nos hace reflexionar sobre la existencia de organizaciones de la sociedad civil que, deseando hacer el trabajo de prevención y afrontamiento de la violencia intrafamiliar, no consiguen recursos para ello.
Igual ocurre con la ancianidad desvalida y la mendicidad rampante. Pienso además, en un barrio cualquiera de Santo Domingo, o de Santiago, por solo citar dos jurisdicciones, cuántos problemas concretos no se les resolverían con la suma gastada sin piedad en viajes y viáticos por la Cámara de Diputados para disfrute de diputados y diputadas.
