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Siempre con la verdad

Siempre con la verdad

Ramón Rodríguez

Hay que organizar el béisbol
Los dominicanos acostumbramos a decir que tal cosa se produce como la verdolaga para significar que crece de manera
silvestre y sin ningún control. Aunque para algunas personas, por ignorancia asocian dicha planta
a una “mala hierba”, increíblemente, no existe otra con tantos nutrientes útiles para salud.

Así está sucediendo con las ligas de béisbol en  todo el país, existen en cantidades industriales, pero sin ninguna supervisión, sin ningún control que permita a sus autoridades vigilar la disciplina de donde salen tantos atletas millonarios y otros, que aun
teniendo mucho talento, no logran sus objetivos por falta de formación.

A esas ligas de béisbol le ocurre lo mismo que a la verdolaga: necesitan ser cultivadas, cuidadas con esmero y sacarle todo el potencial que pueden ofrecer. La formación de atletas que practican el béisbol se ha convertido en un gran negocio.

Es una gran industria que genera millones de dólares. Es indispensable pues, que las reglas de juego sean claras. Son muchas las personas que están negociando sin que exista un control de la Federación de Béisbol que dirige Héctor Tito Pereyra y mucho menos de las asociaciones.

Lo penoso es, que cuando se presentan crisis o salen a la luz pública casos de estafas o desacuerdos entre los entrenadores y los familiares de los atletas firmados, no existe una autoridad con la capacidad para vigilar y castigar
como decía Michel Foucault, pues no hay nada establecido bajo ley.
Siendo la disciplina del béisbol tan masificada y vendida como marca país, es razonable que el Ministerio de deportes busque un canal que dé seguimiento y regularice el negocio del béisbol.

No nos engañemos, hay dirigentes de ligas que consiguen los uniformes de béisbol como donación y luego los venden a los padres de los niños que practican la disciplina. La mayoría de nuestras ligas no tienen ningún tipo de fiscalización.

Ya hemos visto casos de niños que han sido violados por sus entrenadores. Familias que se sienten estafadas. Padres de niños que optan por cambiar a sus hijos de ligas y se reservan el porqué. En definitiva, falta una regularización, un control, un canal de vigilancia, un régimen de consecuencia.

Yo favorezco que los dirigentes deportivos que cumplen abnegadamente el rol de entrenar y formar a los futuros peloteros dominicanos, tengan sus justos beneficios, ya sea como monitores o con acuerdos que garanticen que no se quedarán con las manos vacías, mientras otros se llevan los millones. Mi oposición es, a que no existe un orden. Las ligas de béisbol siguen creciendo por todo el territorio nacional como la verdolaga: silvestre, sin orden, sin código de conducta a seguir. Sin que sus dirigentes sean evaluados previamente para saber si realmente pueden trabajar con niños y adolescentes.

Es tiempo de que la Federación Dominicana de Béisbol maneje estadísticas confiables, que nos permitan saber: ¿Cuántas ligas hay afliadas? ¿Cuántos monitores están nombrados? ¿ Cuáles estudian la carrera de Educación Física? ¿ Cuántos atletas han sido firmados? ¿Cuál es el aporte a las ligas? ¿Cuántos estadios tenemos hábiles para las prácticas del béisbol, etc?
Al igual que el ensayista francés Andre Glucksmann, creo que la indiferencia es un delito. Es un deber dar seguimiento a todas nuestras disciplinas deportivas, pero el béisbol es una prioridad por las razones ya expuestas.

El Nacional

La Voz de Todos