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Siempre con la verdad

Siempre con la verdad

Merecido reconocimiento
Siendo justo, hay que reconocer que los dominicanos hemos valorado positivamente la gloriosa carrera de David Américo Ortiz Arias.
Es una verdad inconmovible, pero sabemos, que todos los laureles lanzados al futuro miembro de Cooperstown, han
sido más por sus 541 jonrones, 2,472 hits, 1,768 carreras impulsadas y su promedio de .286 de por vida, entre otras estadísticas y momentos de heroicidad en su deslumbrante carrera.
Ahora bien, nuestras instituciones educativas, deportivas y culturales tienen que comenzar a imitar el gran reconocimiento que acaba de hacer e Instituto Tecnológico de Nueva Inglaterra, al otorgarle un doctorado ”honoris causa” en letras y humanidades, pero esa alta distinción no ha sido por sus kilométricos cuadrangulares, sino por sus actos
humanitarios en favor
de los niños enfermos del corazón.
Uno de los intelectuales más respetados, por ser una biblioteca andante, lo fue sin dudas, el filósofo, dramaturgo, escritor y gran promotor del existencialismo: Jean Paul Sartre. A ese genio francés le debemos la frase de que “Un hombre es lo que hace, con lo que hicieron de él”. La frase tiene tanta vigencia, que nos atrevemos a decir, que además de su propio esfuerzo, David es el resultado
de una formación familiar y una orientación correcta de su padre Américo Enrique Ortiz, mejor conocido como Don Leo.
Por coincidencia, existe otro Leo, quien fue determinante para que David Ortiz diera un paso que complementaría su vida y se detuviera a pensar en ayudar a los niños enfermos, razón por la cual, hoy recibe altas condecoraciones para orgullo de todos los dominicanos. Me refiero al marchante Leo Corporán, quien tuvo la genial idea de llevar a David a Cedimat, para que conociera la otra cara de la moneda y viera a esos niños pobres a punto de morir por falta de recursos.
Ahí nació otro David Ortiz. Ahí el nombre de Ángela Rosa Arias, su madre, ida a destiempo, le llegó al corazón y no pudo evitar que brotaran las lágrimas, mientras se decía asimismo, que él podía ser uno de esos niños. En todos los actos memorables donde se reconoce su altruismo, el Big Papi no deja de agradecer al editor deportivo de El Nacional, por haberle enseñado
ese otro mundo.
David Ortiz no sólo es un símbolo para los jóvenes dominicanos, también lo es para los jóvenes del mundo que sueñan con mejores amaneceres. Por eso, en su discurso ante cientos de graduandos dijo: “La vida no se basa en cuantas veces falla.
La vida no se basa en las personas que te dicen que no puedes. No importa cuantas veces caiga: levantarse es lo importante.
David merece todo el reconocimiento del pueblo dominicano, por su patriotismo, por su rebeldía en favor de las causas justas y hasta por defender nuestra lengua al preferir hablar español en algunas entrevistas en sus momentos de gloria.. Qué vengan más “Honoris Causa” para David.

El Nacional

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