Campamento mauriciano

Los niños han sido motivo de inspiración para grandes personalidades de la humanidad. Jesús de Nazaret constituye el mejor ejemplo del amor que todos debemos profesar a los niños. En el campo de la literatura, el francés Charles Perrault, con su “Gato con Botas” y su Caperucita Roja, creó un mundo de ensueños para diversión y aprendizaje de los niños.

El danés Hans Christian Andersen, con su “Patito Feo”’, y su “ Soldadito de Plomo” sigue llevando alegría a millones de niños en el mundo, mientras Charles Dodgson, se hizo llamar Lewis Carroll, para regalarnos el legado de “Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas”. En nuestra América Hispana, el apóstol José Martí escribió apasionadamente su revista ilustrada “La edad de Oro”, dedicada a elevar las virtudes en los niños.

Sabemos que el gobierno de presidente Danilo Medina hace una gran inversión en los niños a través de 4%, de educación, pero se necesita el Know–how o los conocimientos indispensables para garantizar la efectividad. Y es ahí, donde todos debemos reconocer la gran capacidad de los mauricianos para realizar eventos exitosos sin contar con grandes recursos.

La fundación Mauricio Báez realiza su quinto campamento de verano “Expresando mi Creatividad” y lo lleva a cabo de una manera gratuita. Es decir, sin que los padres de esos niños gasten un sólo centavo durante quince días. Lo cierto es, que reunir a más de 1,250 niños de 5 a 14 años es una labor titánica que requiere de mucha creatividad e innovación, pero sobre todo, de mucho amor y conciencia del rol social que se desempeña. Como hijo de Villa Juana, valoro que este gran campamento, que dirige el director ejecutivo de la Fundación Mauricio Báez, César Heredia Guerra y que coordina Silvana Aquino Rodríguez, no es excluyente, pues aglutina a niños y niñas de Cristo Rey, Villa Agrícolas, Villa Consuelo, Ensanche la Fe, Gualey, Capotillo, Luperón, Los Guandules, Zona Universitaria y hasta de Los Mina. Vivimos una época en que los logros tienen que expresarse. Hace tiempo que la Fundación y el Club Mauricio Báez han trascendido la etapa de los sueños y utopías para construir realidades concretas para el beneficio de la sociedad dominicana.

El valor de aglutinar a más de 1,250 niños y motivarlos para que se inicien en la pintura, piano, el canto, la danza, el teatro, la fotografía, las disciplinas del baloncesto, ajedrez, atletismo, taekwondo, y algo que me impactó por su importancia: “el uso responsable de las redes sociales”. Habría que tener el corazón de piedra para no conmoverse al ver estos niños construyendo la República Dominicana que soñó el padre de la patria Juan Pablo Duarte.

El país necesita muchos espacios cultivadores de paz y de formación de un nuevo ciudadano. Y eso es lo que están haciendo los mauricianos. El país necesita más Leo Corporán, Nelly Manuel Doñe, José Domínguez para formar el hombre nuevo que queremos. Tengo la información de que hay más de 150 personas que trabajan como voluntarios y cuando ésto sucede, es porque realmente los mauricianos han sabido conectar armónicamente con su entorno social y han valorado la importancia de la familia. Enhorabuena.