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Siempre con la verdad

Siempre con la verdad

Ramón Rodríguez

A mis lectores con cariño
La vida globalizada ha cambiado de súbito el modus vivendi de los seres humanos. Sin embargo, nuestro país, forjado con enraizadas creencias cristianas, conserva la tradición de sacar un espacio de reflexión en estas fiestas navideñas en que se celebra el nacimiento del Dios-hombre: Jesús.

Aprovecho esta ocasión para agradecer infinitamente al editor deportivo, don Leo Corporán, y Rafael Martinez, sub director de estas páginas deportivas por darme la oportunidad de exponer mis ideas en un medio tan prestigioso como El Nacional, pero sobre todo, el que me hayan permitido expresarme con absoluta libertad.

Es más que propicia la ocasión, para hacer el solemne compromiso a todos mis lectores, que cada día son más, de seguir asumiendo un compromiso irrenunciable con la verdad, pues del presidente estadounidense Abraham Lincoln he aprendido, que ver un crimen y callarlo, nos convierte en cómplice del delito. Pienso que no hay forma de crecer si no asumimos una actitud crítica y autocrítica de nuestras acciones.

Aprovecho pues este período de reflexión, para dedicar esta columna a tres personas que han entregado sus vidas al deporte y juegan roles importantes en la formación de nuestros jóvenes. Pero además, han sido fieles lectores desde que esta columna salió a la luz pública. Me refiero a Heriberto Morrison, Valentín Contreras y Pedro Julio Angustia Morbán (Chichao). El maestro Morrison, uno de los intelectuales más versados en materia de políticas públicas en el deporte, ha sido un seguidor consistente de mis trabajos.

Heriberto siempre ha sido muy lenitivo conmigo al catalogar mis escritos de excelentes. Tener un lector de su categoría, me obliga a superarme cada día y a ser más exigente conmigo mismo.

En el caso de Valentín,
“Siempre con la verdad” tiene un seguidor tenaz y sumamente comprometido con su manera de pensar. Valentín ha asumido posiciones críticas con algunos trabajos que he realizado. Hemos debatido situaciones del deporte nacional, sobre todo, del sistema federativo con ideas encontradas en un marco de respeto y tolerancia, como lo enseñó John Locke en su famosa “Cartas sobre la tolerancia” de 1689. Cuando recibo sus llamadas para hacerme cualquier señalamiento, valoro cualquier observación suya. Orgulloso estoy de tenerlo como con asiduo lector, crítico por demás.

La última manifestación de reconocimiento a mis trabajos deportivos lo recibí del amigo Chichao Angustia. Sus consejos y su aceptación de los diversos temas que tratamos cada jueves, me han hecho pensar seriamente en que ya estoy en un callejón sin salida, vigilado de cerca por personas, que como Chichao gozan de un prestigio social ganado en buena lid. No tengo más escapatoria, que seguir escribiendo con responsabilidad, para no defraudar a tantos valiosos amigos.

El Nacional

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