Opinión

Siria: 11 de septiembre

Siria: 11 de septiembre

Llueve, pero la llovizna no impide que los compatriotas salgan a comprar sus frutas, sus flores sabatinas, los jeans a diez pesos y los vestidos de mala clase. Apresuradas, nuestras mujeres se aventuran a su única salida, quizás su único placer, que es la compra de chucherías que ya en Santo Domingo no deslumbran a nadie, desde que las pacas han abaratado la ropa y en muchos casos los enseres de la casa.  Busco algo, es la memoria de mi juventud en estas calles. 

Tiempos en que no había vendedores ambulantes y las manifestaciones del 24 de abril eran un poderoso testimonio de un pueblo desplazado, pero aun no domesticado.

 Una tensa tranquilidad se puede palpar en estas calles. Nadie quiere hablar de Siria,  ni encender el televisor para escuchar malas noticias.  Que piensa usted de lo de Siria?  Lo mismo de Irak.  Usted no ve que no le van a permitir a los observadores de la ONU que certifiquen que no hay armas químicas?

 El problema para nosotros es que ya no se trata de Siria, sino de Obama.  Esta comunidad voto masivamente por el único presidente que pensábamos iba a cambiar la situación interna y la política exterior de los Estados Unidos.  Y ahora el tíguere se ha destapado tanto o más guerrerista que Bush.

 Ahora, nos montamos en un tren, en una guagua, en un ascensor y no sabemos si llegaremos a nuestro destino.  Lo que nos enseñó el 11 de septiembre fue que se acabaron los tiempos en que este país era invulnerable y podíamos destruir  a media humanidad y ni nos enterábamos. 

 El 11 de septiembre demostró que estamos en la mirilla del mundo y que desgraciadamente Nueva York, con su Estatua de la Libertad, la  que nos ilumina a todos con su antorcha, invitando  a  los miserables del mundo, los perseguidos, los que tienen hambre y sed de justicia y pan,  a refugiarse en sus brazos, como madre de todas las libertades, de toda la abundancia y bienestar de la tierra, es también nuestra ubicación en el mapa de las represalias.

 Y nos preguntamos, ¿es que los hidrocarburos, el petróleo, las reservas monetarias de Siria, valen esta incertidumbre?  ¿A quién o quiénes beneficia esta guerra?

 ¿Que qué pensamos de Siria?

 Que hay que comenzar a empacar e irse “juyendo pa Santo Domingo”, donde no nos alcance la memoria de un once de septiembre donde mas de trescientos dominicanos pagaron con sus vidas la estúpida necesidad de poder y dominio de un grupito insaciable y entre mangos y arroyos podamos volver a creer que la vida es posible.

El Nacional

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