Opinión

Sobre la apostilla

Sobre la apostilla

Oficializada a partir del primero del mes en curso la validación de documentos mediante el Sistema de Apostilla. Tenemos suficientes motivos para celebrar con alegría y entusiasmo la adhesión  de  nuestro país  a la Convención para Suprimir la Legalización  de  los Documentos Públicos Extranjeros [Convención de la  Haya  sobre la Apostilla], suscrito en la Haya, Holanda, el 5 de octubre de 1961.

Depositaria del instrumento de adhesión, el  Ministerio  de Relaciones Exteriores de  Holanda, según lo dispone el artículo 12 de dicha convención,  da fe del honor nacional y solvencia moral de la República Dominicana, por lo menos en materia de comercio internacional.

Quienes han tenido la necesidad de bregar  a diario con una diversidad de documentos a ser legalizados para dejar cerradas operaciones que, por demás,  conllevan fatigantes procedimientos de  compra y venta, saben lo que significa justamente  el referido acuerdo anunciado por el canciller Morales Troncoso.

Miles de personas desfilan a diario, en interminables colas, en la Cancillería,  la Procuraduría General, traductores legales, notarías, consulados y representaciones comerciales gestionando apostillar actas de nacimiento, matrimonio, defunción, divorcios, constitución de compañías, affidávit, antecedentes  penales, cartas de deudas,  actos de poderes,  contratos de compra y venta,  diplomas universitarios, facturas, patentes, marcas,  naturalizaciones, pasaportes, entre otros papeles imprescindibles en respectivos trámites.

Ser parte de  la Convención de la Haya sobre Apostilla nos libera  de costosas y agostadoras diligencias  de legalización, en las que no pocos funcionarios, empleados y “gestores”  se quedaban con una buena parte de los gastos empleados para tales fines.

Toca ahora a la Cancillería difundir ampliamente sus ventajas  en las oficinas receptoras,  emisoras y facilitadoras de todo tipo de documentos que hasta ahora tenía que ser apostillados o cerificados en los organismos y oficinas arriba indicados.

Toca ahora a la ciudadanía velar por su fiel cumplimento, así como honrar y respetar tal prerrogativa. De ese modo, dar las gracias   al canciller  Morales Troncoso por este oportuno y valioso regalo de fin de año.

El Nacional

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