Opinión

Solamente por un día…

Solamente por un día…

Para llegar a ser funcionario basta politiquear un poco, ser enllave del  líder… o tener suerte. También llegas si eres un profesional capaz y honesto, pero llegar así,  aquí es difícil, amigo.

Cuando llegas,  cambian tus prioridades, desaparece tu compromiso social. Olvidas los principios, cambias amigos (y hasta mujer), el ego te arropa y obnubila, te crees superior y olvidas tus orígenes. Luego, cuando te  cancelan, la realidad te explota en la cara y te das cuenta de cuán equivocado estabas.

¿Robaste? Serás rico, pero corrupto y los demás, incluso tus hijos,  te mirarán con esa mirada reservada para los corruptos. Sentirás un sabor amargo en la garganta, fingirás que no te importa.

No robaste, pero fuiste engreído, arrogante… ¡Qué difícil te resultará volver a ser un simple mortal! Te será duro.

Si no te corrompiste, ni fuiste arrogante, te felicito, para ti todo será igual,  no tendrás un chele,  pero te respetarán. Eso si, no te llamarán  honesto, sino pendejo. Pero,  seamos sinceros, eres un espécimen raro en vía de extinción.

Por eso, señores funcionarios, aterricen, sufran por un día lo que sufrimos los simples mortales.

Sufran el calor agobiante y la sudoración profusa  cuando llega el apagón, manejen en este transito diabólico, cojan bocinazos y maldiciones, sufran la pela de 45 minutos entrampados en un tapón (sin franqueadores).

Vean  montones de basura  anidando ratas y alimañas, aspiren el vaho, vayan al supermercado, palpen la brutalidad de  los precios y vean como sangran los bolsillos de los pobres mortales.

Señores funcionarios, sufran  por un día la tragedia dominicana. Sensibilícense, y con una fría en mano,  escuchen: “Bájate de esa nube y ven aquí a la realidad”, por Vicentico Valdez.

El Nacional

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