Opinión

Solo el Gobierno de Juan Bosch

Solo el Gobierno de Juan Bosch

Increíble pero eterno como la verdad, manantial de pureza, que, al decir de Eurípides: ¨el hombre no vive de pan, sino de la verdad¨, y de Concepción Arenal quien escribió: “ella es como el deber: se impone, manda en absoluto y sea fácil o difícil, dulce o amargo, siempre es bueno.

Con la sencillez, humildad y fuerza moral de que estoy investido, modestia y aparte, quiero en el lenguaje de la realidad y cual bullente instancia de mi espíritu, proclamar ante el pueblo Dominicano, una vez más, que mis luchas, afanes, constancias sin vacilaciones en la defensa de los derechos humanos, han sido por razones de principios y profundas convicciones. Jamás de lo económico y material.

La misión primordial de los derechos fundamentales es determinar y precisar si en los casos pertinentes se han violado o no la Constitución de la República, las leyes, los códigos y tratados y convenios internacionales, aprobados por el Congreso Nacional, que son leyes internas de aplicación inmediata en toda la nación, y dialogar con las autoridades a quienes compete. Somos mediadores permanentes.

Siendo un niño con apenas 10 años de edad, vivía con mi madre, Profesora Mercedes María Nina (Doña Bombola) en la siempre queridísima sección de Los Mineros, donde ella era directora y maestra de la escuela de allí. Y un señor barbero (A.F), cuyo nombre no expreso porque está muerto y los muertos no hablan, éste al recortarme los cabellos porque no usaba peines, porque eran muy buenos y lacios, me echo gas en la cabeza y yo le dije: ¨porque usted me viola mis derechos humanos¨, me pidió excusas y silenció, no hablo más.

Ahí empiezan mis luchas por estas prerrogativas, aun entre tantas y tantas humillaciones, hambre, pobreza y desprecios recibidos. Ya siendo un adolecente me enteré que mi padre, un sargento del Ejército Nacional, que en la Fortaleza Ozama, al presenciar una bofetada a un humilde raso que le partió la boca, cayendo al suelo, por un mayor abusador del Ejercito Nacional, mi padre desenvaino la pistola que portaba, llamándole abusador invitándolo a un duelo que dicho mayor tembloroso no aceptó.

Más de medio siglo, transitando entre mares adversos, espinosos y difíciles caminos en la senda de los Derechos Humanos, la libertad, justicia, la soberanía nacional, la equidad social y los valores, digo con inmenso orgullo que solo el ilustre gobierno del héroe, prócer y paladín, profesor Juan Bosch, durante su ejercicio gubernamental, ofreció colaboración a la entidad que en esa ocasión pertenecíamos, para seguir luchando y abogando por la vigencia de los derechos universales. Era el movimiento ´´Paz y Derechos Humanos´´ de mi pueblo.

Aunque en nuestro país, en virtud de disposiciones legales vigentes, pues es deber del Estado y el Congreso Nacional, a diferentes instituciones debidamente reconocidas y organizadas, la asignación de partidas del presupuesto nacional para la promoción y desarrollo de sus actividades y ello es justiciero, pero sin embargo a ninguno de los organismos de derechos humanos y entidades que hemos dirigido y pertenecido, han sido favorecidos para continuar mis luchas, tal vez como un quijote de nuestros tiempos. Increíble pero cierto.

El Nacional

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