Opinión

Son leyes, no sacramentos

Son leyes, no sacramentos

Susi Pola

Asociar el proyecto de ley de Salud Sexual y Salud Reproductiva a un mandato de la ONU, así como decir que propone validar los matrimonios igualitarios, además de asegurar que sería la apertura al erotismo y la debacle sexual para las niñas, es una mentira utilizada por las iglesias para denostar la pieza legislativa.

Mal informar deliberadamente y sin haber leído el proyecto de ley, es pecaminoso para quienes se erigen en ¨conciencia moral¨, con la única base de una tradición que mantiene la especie de teocracia nuestra en la que, las políticas de gobierno siguen siendo influidas por los principios de la religión.

En el caso de la Iglesia Católica, su intervencionismo en la política del Estado, a partir del Concordato firmado hace 61 años por el Papa Pío XII y el tirano Trujillo, debiera avergonzar a la propia iglesia por la desproporción de beneficios que se otorga, haciéndola una institución que le cuesta mucho al Estado dominicano. En estas circunstancias, qué calidad moral y ética pueden tener estos ¨gerentes¨, protectores de grandes ilícitos desde la dicotomía y la doble moral?

El proyecto de ley, sometido por los diputados Cristian Paredes y Hugo Núñez, de las provincias de Sánchez Ramírez y La Vega, respectivamente, responde a necesidades reales de bajar los niveles de morbilidad y mortalidad materna, así como las tasas de embarazo en adolescentes, índices de vergüenza para un país en el que la atención a los partos es institucional en casi el 100% de los casos.

Por qué en tantos años nuestro país no es capaz de bajar las estadísticas vitales negativas que inciden directamente en las mujeres y las niñas? Probablemente, quien esté leyendo encontrará más de 10 razones, que las hay, y una de las más identificables es la falta de educación sexual en el proceso de formación de niños y niñas, precisamente, otra negación de las iglesias que han hecho lo imposible porque así sea.

Esa tendencia a considerar que el acceso a la salud reproductiva es para las personas ya autónomas o con madurez, impide reconocer que desde el nacimiento somos seres sexuales y que en la adolescencia, niños y niñas tienen capacidad para reproducirse, de ahí la necesidad de que puedan conocer y razonar el manejo de su propio cuerpo, de acuerdo a las diferentes etapas de crecimiento.

Las religiones pueden promover sus creencias en sus feligresías, que remitiéndonos a las cifras han fracasado, por cierto. Pero la salud y el respeto a la autonomía de nuestros propios cuerpos, son derechos puramente ciudadanos y laicos!

El Nacional

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