Opinión

Tapar el sol con un dedo

Tapar el sol con un dedo

Todos los pronósticos coinciden en que la crisis económica global del capitalismo se profundizará, al punto que durante el 2009 podría llegar al borde de la parálisis, con un crecimiento apenas de un 0,5 por ciento, según afirma el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según analistas de ese organismo, el principal “socio comercial” de República Dominicana, Estados Unidos, sufrirá durante este año una recesión prolongada de -1,6%, desde el inicio de su descenso en 2007, que era de un 2,0%, impactando negativamente la economía dominicana. América Latina correrá la misma suerte y se anuncian oleadas de protesta por el empeoramiento de las condiciones de vida de millones de personas, unos de clase media, y otros, más pobres, que siempre han sido sometidos a un “mar de lágrimas”, mientras los indigentes cargarán lo peor de la crisis, si es que aguantan.

El presidente Leonel Fernández admite que la región, por la crisis económica global, estaría sometida a conmociones sociales y de ingobernabilidad, República Dominicana incluida, por supuesto, agrego yo. Otros afirman, que incluso en Estados Unidos podrían ocurrir masivos brotes de violencia por idénticas causas.           

Vistas las cosas de esa manera, resulta un absurdo que encumbrados funcionarios gubernamentales busquen como “culpable” de las demostraciones populares a un partido contendor, que cuando estuvo en el poder tampoco cumplió lo prometido.

Lo que empuja a la clase media y a los más pobres a reclamar atención del gobierno, es la gran deuda social acumulada.

Y mientras esas gentes sobreviven en la miseria más atroz, escuchan al Presidente anunciando la construcción de otro Metro que nadie le ha solicitado, preocupadas por la millonada que podría invertirse en esa obra; observan el derroche de los recursos públicos, la corrupción estatal y cómo se multiplican los privilegios de la pervertida y corrupta “clase política”.

Se aproxima la “Semana Santa”, cuando la gente hace un alto para compartir junto a familiares y amigos esos días de asueto.

Es un buen momento para que el gobierno examine con actitud autocrítica la aplicación excluyente que viene haciendo del presupuesto nacional y se disponga a ser socialmente más equitativo.

Si el presidente Fernández abre sus oídos al movimiento popular, es posible que éste traslade la lucha al diálogo y a la concertación.

Es de buen juicio, entonces, echar a un lado la ejecución de un nuevo Metro y dar inicio al pago de la deuda social acumulada. De no hacerlo, el gobierno se expone a un vigoroso movimiento de protesta nacional.  

No se puede tapar el sol con un dedo. El disgusto de la gente con la actual administración es más que evidente y reclama justicia, pero lo que recibe del sector oficial son respuestas pueriles, elogiando sus malas políticas, y pretendiendo, además, atemorizar a los que pasan hambre, que hace tiempo, pero mucho tiempo, que nada tienen que perder. 

El Nacional

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