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Te Enteraste: Doctor Molina un amante de la familia

Te Enteraste: Doctor Molina un amante de la familia

El doctor Rafael Molina Morillo era un amante de su familia.

Y un celoso guardián de que sus hijos y nietos tuvieran el mejor comportamiento.

El doctor Molina amaba profundamente a su querida esposa, doña Francia.

Siempre compartía y asistía a muchos eventos acompañado de doña Francia, quien es una mujer ejemplar.

Tenía un profundo cariño por sus hijos José Antonio, Amelia, María Alicia y Silvia María.

Adoraba a sus nietos. Y, a pesar de sus grandes ocupaciones, su hogar siempre era el refugio para poder lidiar con las fuertes presiones propias de su cargo de director del matutino El Día y otras ocupaciones nacionales e internacionales.

Escuché las palabras de su hijo José Antonio cuando trajeron los restos mortales de su querido padre, el doctor Molina, al edificio de los periódicos El Día, Hoy y El Nacional.

José Antonio contó varias anécdotas en las que resaltó el cariño, la entrega, dedicación y el amor fraternal del doctor Molina hacia su familia.

 

Nunca olvidaré
Recuerdo que el doctor Molina Morillo, en su condición de propietario y director de El Nacional, fue abordado en su oficina por un reconocido empresario que buscaba adueñarse del movimiento olímpico nacional y hacer travesuras.

Le solicitó al doctor Morillo que me cancelara de este diario, porque criticaba y denunciaba sus fechorías con atletas, dirigentes y cronistas deportivos.

Ese empresario colocaba diariamente en El  Nacional una página, pagada por un año, sobre uno de los productos de su empresa.

Todo un dineral para la época. Pero el doctor Molina con esa integridad que le caracterizó toda su vida, se negó rotundamente y prefirió perder el cliente para defender la dignidad y conservar los principios.

Le dijo enérgicamente: “Usted se ha equivocado. Ese joven está cumpliendo con su deber”.

Luego le agregó que yo era como un hijo para él, en un gesto de solidaridad y valentía que recordaré mientras viva.

Actitudes como esas nunca pueden olvidarse y sirven de ejemplo. Y más ahora en que lo material prevalece sobre lo espiritual.

 

Un ser especial

Como lo conocí profundamente, pues reitero que tengo 39 años en El Nacional y que el doctor Molina Morillo fue propietario y director hasta el año 1979, cuando fue adquirido por José Luis Corripio Estrada (Pepín), soy testigo fiel de su lealtad y defensa de los mejores intereses de La Patria.

Defendió como nadie a los izquierdistas que combatían el régimen de Joaquín Balaguer.

Eso le costó que fuerzas oscuras le pusieran una bomba a la “Revista Ahora”, también de su propiedad.

No permitió presiones ni ofrecimientos de millones de pesos, ya que fue integro hasta el fin de sus días.

Ese es un gran ejemplo de moralidad que debe ser guardado por sus familiares y en especial sus hijos y nietos, así como también por las nuevas generaciones.

 

Mauricio Báez
El club Mauricio Báez y la Fundación Mauricio Báez guardan algo histórico que nos dejó el doctor Molina y que servirá para las generaciones presentes y futuras.

Me pidió guardar ese secreto, pero les puedo decir a ustedes que es algo que ha beneficiado a la juventud, los adultos y los niños.

El doctor Molina fue un ser especial por su prudencia, solidaridad y respeto hacia los demás.

Sencillamente, un ser extraordinario por su verticalidad y su espíritu combativo, siempre a favor de la dignidad de los pueblos.

 

Juegos Nacionales
En celebraciones de Juegos Nacionales, la redacción deportiva de El Nacional, con Ramón Jerez y Roosevelt Comarazamy a la cabeza, el doctor Molina nos dio la libertad para defender esa justa.

Yo era reportero y el doctor Molina me decía que mantuviera la objetividad de los hechos.

En varias ocasiones la edición de la fecha se cerraba un poco más tarde de lo acostumbrado, a la espera de una noticia trascendental del deporte.

Al doctor Luis Ramón Cordero, su eterno compañero y hermano, le gustaba esperar hasta la madrugada del sábado los resultados de las Grandes Ligas.

El doctor Molina solía felicitarnos los lunes por ese gran servicio.

Adiós gran padre

Adiós gran amigo y padre ejemplar.

Adiós hombre solidario.

Adiós padre de una generación de periodistas.

Adiós al que nunca se doblegó y murió sencillo, humilde y valiente.

Adiós a quien nos enseñó a ser objetivos y conservar los principios.

Adiós al defensor de la libertad de expresión.

Su bondad y el amor por la patria le aseguran haberse ganado el cariño del pueblo.

El doctor Molina está en el cielo.

Hasta mañana, si dios quiere, dominicanos

Leo Corporán

Columnista y editor deportivo de El Nacional. Fundador del Club Mauricio Báez.