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Ideas ecológicas

Más que moda, hay una verdadera necesidad de buscar alternativas verdes para reducir el impacto de la vida humana sobre el planeta, que desde hace años está dando señales de alerta cada vez más fuertes.

Una de las mayores preocupaciones respecto a la salud del planeta tiene que ver con el calentamiento global, fenómeno que ha resultado en la disminución acelerada del hielo en los polos con todas las consecuencias que ello acarrea: posible extinción de varias especies animales, inundaciones, desplazamientos humanos y un largo etcétera.

El calentamiento global es causado en gran parte por el efecto invernadero de los gases que a diario se emiten y que quedan atrapados en la atmósfera, siendo el dióxido de carbono (CO2) uno de lo mayores culpables. Si bien CO2 es uno de los gases que ayudan a mantener a la Tierra a una temperatura habitable, lo cierto es que está alcanzado niveles peligrosos que demandan acción.

Para que se tenga una idea de la situación, la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) reportó ayer que en 2008 los niveles de dióxido de carbono alcanzaron un promedio global de 384.9 partes por millón (ppm) en la atmósfera, 2.2 ppm más que en el 2007, desde un aumento anual previo de 1.8 ppm.

Si bien esta aceleración se debió en gran parte a aumentos en las emisiones, un científico climático de la NOAA  dijo que estos datos también podrían probar la teoría de que los océanos, que actualmente absorben una gran parte de las emisiones de carbono, se están saturando. En pocas palabras, se trata de malas noticias, tanto que se está acelerando la búsqueda de alternativas de energía eficientes en carbono y mecanismos capaces de absorber el exceso de estos gases.

En efecto, se ha estado trabajando en proyectos de captura y almacenamiento del carbono (CCS por sus siglas en inglés), pero se trata de algo sumamente costoso. Quizás una mejor solución sea la propuesta por un grupo de científicos de la India que han descubierto una bacteria que al usarse como enzima es capaz de convertir dióxido de carbono en carbonato de calcio (CaCO3), un componente que se encuentra en rocas alrededor de todo el mundo.

Lo mejor de todo es que el carbonato de calcio (visto en la imagen) tiene varios usos útiles: puede usarse como purificador de hierro, neutralizador de efectos ácidos sobre suelo y agua, para mejorar la acidez estomacal e incluso como suplemento dietético de calcio.

En base a sus hallazgos, el jefe del equipo, doctor Sadhana Rayalu, informa que la enzima puede usarse directamente en la fuente emisora de dióxido de carbono, lo que significa que no llegaría hasta la atmósfera. Sin duda, la idea suena promisoria.

El Nacional

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