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Temer, bajo presión, trata de salvar reforma de las jubilaciones

Temer, bajo presión, trata de salvar reforma de las jubilaciones

Para ser aprobada, la reforma, de tipo constitucional, debe ser votada por tres quintos de la Cámara y del Senado.

RÍO DE JANEIRO, (AFP) – El presidente brasileño Michel Temer trata de salvar, bajo presión de los mercados, una reforma del régimen de las jubilaciones resistida incluso por su base aliada en vísperas de un año electoral.

La reforma se propone prolongar los plazos de cotización y elevar la edad mínima para obtener el beneficio completo de las pensiones. Es una pieza clave de los ajustes que Temer y su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, impulsan desde la caída en 2016 de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.

Temer admitió el martes, en declaraciones al portal de noticias G1, que “el gobierno, solo, no está en condiciones de aprobar la Reforma de las Jubilaciones”, que depende de la venia del Congreso.

El impacto derrumbó la Bolsa de Sao Paulo y obligó al jefe de estado a negar rápidamente en un video que pensase en tirar la toalla: “Toda mi energía está volcada a concluir la Reforma de las Jubilaciones, fundamental para que nuestro país se siga desarrollando”, declaró. El miércoles se reunió con sus principales ministros, para reafirmar ese compromiso. Al final del encuentro, Meirelles ponderó. “La palabra final es del Congreso”.

Para ser aprobada, la reforma, de tipo constitucional, debe ser votada por tres quintos de la Cámara y del Senado. Un listón difícil de alcanzar para un gobierno acosado por denuncias de corrupción que amenazaron al propio Temer, el más impopular de los presidentes brasileños desde la restauración de la democracia en 1985.

El presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, afirmó: “Si hubiera votos, podríamos votarla mañana, pero no tenemos los votos”. “A medida que el tiempo pasa y las elecciones de octubre próximo se acercan, los diputados que esperan ser reelectos se distancian de las medidas poco populares”, afirma el analista Sergio Wechsler en el boletín de la consultora GO Associados.

Según una fuente de la Presidencia, el gobierno está dispuesto a flexibilizar el proyecto manteniendo dos puntos clave: la elevación de la edad mínima –a 62 años para las mujeres y 65 para los hombres– para gozar de una jubilación íntegra y la unificación progresiva de los sectores público y privado.

El gobierno ya había admitido rebajar, de 49 a 40 años, el tiempo de contribución requerido para obtener el beneficio integral. Podría reducir ahora, de 25 a 15 años, el tiempo mínimo de contribución necesario para adquirir derechos de jubilación.

En el sistema actual, para jubilarse con todos los beneficios hay opciones por edad (hombres con 65 años y mujeres con 60) o por una combinación de edad con tiempo de contribución: una mujer de 55 años que trabaja desde los 25 cumple con esos requisitos, así como un hombre de 60.

“Si no votamos el proyecto antes del 15 de diciembre (…), está claro que ¡la Reforma¿ será más difícil”, admitió el diputado Arthur Maia, relator del proyecto que debe ser sometido a votación. “No hay cómo sobrevivir, si el 60% de lo que ¡el gobierno¿ recauda se destina a pagar jubilaciones y pensiones”, agregó.

– Pieza central de los ajustes  
Temer consiguió congelar los gastos públicos durante veinte años y flexibilizar el mercado laboral, con la expectativa de sanear las cuentas en un país agobiado por la recesión. Pero esos ajustes, alega el gobierno, tendrían poco efecto sin reformar las jubilaciones, principal causante del enorme rojo fiscal.

Los defensores del proyecto advierten que con el envejecimiento de la población, el sistema de pensiones es una bomba de tiempo. El déficit del régimen general llegó en 2016 a 149.734 millones de reales (USD 42.832 millones al cambio promedio de ese año), o 2,39% del PIB.

Este año, debería alcanzar los 184.000 millones de reales. El gobierno alega igualmente que los gastos con las jubilaciones representan un 7,4% del PIB (cercano al 7,9% del promedio de los países industrializados de la OCDE). Y que si no se cambia nada, llegará al 17% en 2060.

– Lógica política 
“La reforma no es opcional, tendrá que hacerse en algún momento, es una cuestión fiscal, de números”, suele decir Meirelles. Pero la reforma es, también, una cuestión política.

El propio Temer fue criticado tras conceder amnistías fiscales y acelerar partidas presupuestarias para los diputados que lo salvaron en dos ocasiones de quedar a merced de la corte suprema por acusaciones de corrupción. “Pareciera que hay una regla para los amigos y aliados y otra para el común de los mortales.

Es una prueba de fragilidad de un gobierno comprometido con la austeridad fiscal, pero que vive en el incumplimiento de sus propios objetivos”, dijo a la AFP Sylvio Costa, de la consultora política Congresso em Foco.

Otros críticos sostienen que será difícil para las futuras generaciones jubilarse, en un país con 13 millones de desempleados y más de 10 millones de personas trabajando informalmente, sin aportar al sistema.
Esta es “una reforma brutal. No habrá cómo jubilarse”, afirma el investigador y consultor independiente Felipe Queiroz.

El Nacional

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