Opinión

¿Tenemos un Plan B?

¿Tenemos un Plan B?

La batalla del presidente Hugo Chávez contra el cáncer, parece tomar un giro hacia lo trágico. Aunque Nicolás Maduro ha sido designado como su sucesor. Si Chávez muere antes de los últimos dos años de su período, Venezuela estará constitucionalmente conminada a realizar elecciones anticipadas que pudieran degenerar en  desestabilización. Esto tendría consecuencias negativas para nuestro país. La pregunta  es si República Dominicana tiene un Plan B.

A lo largo de su gobierno, Chávez concentró el poder hacia su persona. Esa personalización, no dejó brecha para que otras figuras del chavismo pudieran tener una representatividad  significativa. Nicolás Maduro, aunque rostro visible de la política exterior, pudiera no tener el carisma necesario para mantener la maquinaria chavista unida a lo interno,  de cara a unas elecciones anticipadas.

El líder bolivariano supo ganar las elecciones de octubre a base de su carisma y a pesar de una de las recesiones más dramáticas del continente en el 2009 y 2010, y apenas alcanzar una recuperación frágil en los años siguientes. Es improbable que Maduro pueda replicarlo. Es por ello que, aún en el escenario positivo de una transición moderada, muchas de las políticas actuales pudieran ser revisadas para fortalecer posturas políticas internas en Venezuela. Una candidata a ser reformada pudiera ser Petrocaribe.

En caso de producirse una reformulación de los términos del acuerdo, o peor aún, su total eliminación, la presión que ejerce la tarifa petrolera sobre la tasa de cambio en República Dominicana incrementaría significativamente, lo que pudiera afectar la preciada estabilidad macroeconómica que aún tenemos. Con una economía en desaceleración, el fin o replanteo de Petrocaribe sería para República Dominicana una noticia bienvenida.

En un escenario más grave, al tener Venezuela una economía altamente estatizada, una pugna por su control pudiera provocar su paralización e incidir sobre el suministro de petróleo desde Venezuela. En esa situación los precios del petróleo incrementarían en el mercado, agregando mayor presión en la tasa de cambio local y adicionalmente podríamos no tener tiempo suficiente para evitar una escasez interna de combustibles.

 La desaparición de Chávez, va a tener repercusiones significativas no solo en Venezuela y la República Dominicana , sino en toda la región, especialmente en el círculo de países “amigos” de Chávez. Y aunque países como Cuba, Nicaragua y Bolivia tienen mucho más que perder por ello que nosotros, el impacto aquí sería importante, y hay que plantear desde ahora (aunque debió hacerse desde que se firmó Petrocaribe) cómo minimizar su alcance.

 Desconozco si República Dominicana tiene un Plan B ante la muerte de Chávez o ante una Venezuela temporalmente inestable, y aunque extender los mejores deseos al líder es lo prudente y razonable, también entiendo que, si un Plan B existe, debe ser dado a conocer para evitar las quejas por “especuladores” de mañana, y si un Plan B no existe, pues es tiempo de apurar el paso porque llevamos unos 7 años de retraso.

El Nacional

La Voz de Todos