Opinión

Tesis de un “derechista”

Tesis de un  “derechista”

El expresidente de chile, Sebastián Piñera, no es el político habitual, sino un hombre que prefiere la sinceridad a la demagogia al abordar la realidad. Por su procedencia y como próspero empresario se le ha etiquetado en la derecha. Pero su pensamiento y, sobre todo, su práctica están más alejados de ese litoral que los de muchos foquitas verbales que se dicen progresistas, vanguardistas y revolucionarios, algunos en el poder en la región. ¿Acaso se puede tildar de derechista a un político que durante su ejercicio redimió de la pobreza a más de un millón de personas y reconozca que América Latina no ha logrado insertarse en el mundo del desarrollo porque se ha rezagado en la implementación de sistemas políticos estables, fortalecimiento institucional y democrático, así como modelos económicos que aumenten la producción?

 

Invitado por la Fundación de Políticas Públicas, que preside el diputado Víctor Bisonó, el exgobernante, conforme a las reseñas, tuvo una intervención magistral en el almuerzo de los medios de comunicación del Grupo Corripio. No solo hizo gala de un contagioso sentido del humor, cualidad que tanto deleita y humaniza a las personas, sino que describió una radiografía tan realista y acabada de la región, con ejemplos concretos, que más bien parecía un oráculo. Con la propiedad con que habló no dejó la menor duda de que el conocimiento es uno de los principales pilares del derecho y, por supuesto, para combatir las desigualdades.

 

Como si se tratara de un buen consejo a un país como República Dominicana, Piñera enfatizó que lo esencial en la educación es la calidad de los maestros. Pero en su opinión el principal motor del desarrollo está en revalorizar la libertad, la creatividad, la inteligencia y la capacidad de emprender de los ciudadanos a través de eficaces programas de enseñanza. Contra determinadas prácticas o recelos que se verifican en algunos países alertó que cuando los Estados asfixian las libertades y oportunidades, creyéndose que tienen que ser los protagonistas del desarrollo, dejando de lado o desplazando a la sociedad civil “el resultado nunca será positivo”. Pero su síntesis es que se tiene que dar un salto a la educación, porque una buena educación es una puerta para las oportunidades “y una mala educación lleva a las frustraciones”.

 

Si el discurso y las acciones de Piñera a favor del bienestar, la justicia social, la libertad y la inclusión pertenecen a la derecha, pues bien les vendrían a los gobiernos de izquierda que ahogan las libertades y fomentan la desesperanza. En algún momento el concepto de derecha e izquierda tendrá que revisarse, pues los gobiernos no pueden ser etiquetados por las ideologías que pregonan, sino por sus acciones. Para la Iglesia el buen cristiano no es el que va a misa, sino el que cumple la doctrina de Jesús.

El Nacional

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