¿Qué Pasa?

Testigo

Testigo

Este es el primer Día de las Madres  en el que doña Consuelo no estará con sus hijos.

El pasado 1 de diciembre Dios envió por ella.

En 1980 doña María, como también le llamaban algunos cercanos, enviudó, para entonces sus dos hijas mayores se habían casado y ella quedó en el hogar con cinco varones, tres de ellos menores de edad.

A fuerza de sacrificios, de amor y entereza, doña María Consuelo crió, como Dios manda, cinco hijos que al igual que las dos hembras aprendieron que en la vida no todo es color de rosa y que la honradez y el trabajo son los únicos caminos para salir adelante. Su partida fue un duro golpe para la familia y las amistades, porque sabían que con ella se iba un ser humano que sólo vivió para servir y fue  ente de equilibrio en situaciones conflictivas, aún sus protagonistas  no formaran parte de la familia.

 Un día como hoy los corazones se  recogen, no hay bálsamo para calmar el dolor que sobrecoge el alma. No hay palabra que pueda evitar la congoja que supone el cambiar el hábito de compartir este domingo en compañía de sus hijos, de sus nietos, de sus  abrazos, besos y mimos a los que estábamos acostumbrados. Solo queda como aliciente la promesa divina del reencuentro.

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