¿Qué Pasa?

Testigo

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Redes que cambian
Las redes sociales son los espacios por excelencia para conocer las interioridades de gente que no repara en mostrar todos los aspectos de sus vidas.

En esa moda se inscriben figuras públicas que por su caracter de celebridades entienden que todo les luce y en cierto modo se consideran portadoras de licencias para decir, hacer, promover, reclamar, ponfiticar y hasta agredir.
Esa vorágine de informaciones ha hecho desaparecer la línea divisoria entre lo público y lo privado.
La sobre exposición no preocupa a quienes viven y se desviven por las redes sociales, donde cuelgan desde una espera en el salón, el último injerto de pelo, lo que compró en el supermercado hasta la picadura de un zancudo en su más reciente viaje de fin de semana.

Otros, abren una cuenta de instagram, la red por excelencia para satisfacer egos, deseos reprimidos, y titularse con profesiones jamás estudiadas.

Es común que un ususario se agencie una cuenta de IG y con ella el título de modelo, TV Hot, Radio Hot, comunicador (a), animador (a), cantante, compositor (a), productor (a) musical, couching, cantante urbano, comunity manager, periodista, CEO (¡de una cuenta de instagram!).

Y esa larga, pero aún escasa lista de títulos ficticios es apoyada por profesionales reales que sucumben a sus egos dando principalía a gente sin criterio.

Es la reedición de la fiebre desatada por los blogs, que trajo consigo un alud de analfabetos que se consideraron periodistas con todas las prerrogativas de los verdaderos profesionales de la carrera.

Pero chocan con la realidad cuando llega el momento de manejar una información con criterio profesional.

De ahí se desprenden cuentas que más que “páginas” como le llaman algunos, son recipientes de los más oscuros sentimientos para difamar y extorsionar en busca de aprobación y posibilidades de lucro.

¿Y quiénes son los más afectados? Los mismos que las refrendaron.

El Nacional

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