Opinión

Teudis, connotado ingeniero

<P>Teudis, connotado ingeniero</P>

Aferrado a la verdad, que es inmutable, porque no existen cosas más primorosas que ella, escribo sobre la vida algunas pinceladas del connotado profesional de la ingeniería de la ciudad y provincia de San Cristóbal, Teudis A. Matos Nina, haciéndolo, no por el vínculo indisoluble de la familiaridad y el cariño inmenso profesado, sino por la trayectoria palpitante y señera que ha postulado.

Hijo de una gloria sancristobalense, mi entrañable tía, la profesora Celeste Nina Vda. Matos, y de don Camilo Matos, ex funcionario público, Teudis encarna la verdadera majestuosidad de un hijo, junto a sus queridísimos hermanos, doctores Ramón D. Matos Nina, ido a destiempo; Anita y José Elviud, médicos científicos y humanistas; la maestra Onelva, y Eduardo, jurisconsulto del derecho, con luces propias, todos de acelerada postura social, ética y moral.

La vida de este ícono de la ingeniería, arquitectura y peritaje, con perfiles místicos, se entrega al cuido, protección y el inmenso amor convertido en blasones de eternidad para su abnegada progenitora, templo de mujer, junto a sus proles del alma mencionados.

Casado con una de las damas y profesora mas prestigiosa de San Cristóbal, Cleivis Barinas, magistral pianista, de amplia cultura y bellas artes, notables sinfonías y la poesía romántica iniciada aquí en 1910 con el genial poeta del amor y del dolor, embajador y periodista, Osvaldo Bazil. Saludos Clevis a tu bella y gentil Sonya a quien el futuro le pertenece.

Teudis no es infalible como nadie, sino falible como la propia humanidad, y, aunque no le agrada que resalten parte de su vida, con sinceridad lo hago, ya que es un hombre forjador de ideales, notoriedad nacional, de verbo alado y florido, bohemio y poeta,  conocedor de la historia, asiduo lector de libros, enciclopedias y singular personalidad en todas las latitudes.

Ha desempeñado importantes funciones públicas, con esmerada capacidad, la impronta de su profesionalidad y el cumplimiento del deber, porque al decir de E. María de Hostos; “ni aun el placer de la verdad, es tan intenso como el placer de la justicia. Recuerdas Teudis que una vez investido de nuestras profesiones respectivas cuando estudiábamos en la pensión de tía Gloria en San Carlos, heroína del trabajo, mis vaticinios e inquietudes que algunos reían, solo me falta ser Presidente o vicepresidente de nuestra Nación, gracias por tú recién visita a mi humilde alcoba.

Eres un ejemplo a seguir, capaz, triunfador y piensas que la alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha, decía Mahatma Gandhi, y te expresó con unción fervorosa, que somos navegantes de los mares infinitos. ¡Cuántas añoranzas producidas en nuestros corazones señalando el infinito! Señalando el ayer distinto al hoy, y la fragancia seráfica de nuevos amaneceres, nuevos éxitos en el discurrir de tu existencia y Dios siempre guíe tus pasos junto a los tuyos.

El Nacional

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