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Tragedia de Bangladesh refuerza sector textil “responsable” “Made in New York”

Tragedia de Bangladesh refuerza sector textil “responsable” “Made in New York”

Por : Prune PERROMAT

 

NUEVA YORK, 24 Abr 2014 AFP.- Con una máquina de colocar botones y un pantalón entre las manos, May se concentra en su tarea con calma y seguridad, en contraste con la efervescencia del sector textil neoyorquino, cuyos valores “responsables” han sido reforzados después de la tragedia del año pasado en Bangladesh. “Un mazazo” y “una señal de alarma”: las imágenes del derrumbamiento de un inmueble de talleres textiles en Bangladesh que causó la muerte de 1.138 empleados en abril de 2013 provocaron un “shock” en el sector en Nueva York, con una larga tradición originada en el Garment Center, barrio emblemático de la historia de la indumentaria en Estados Unido

s. “¿Cómo es posible que haya podido pasar algo así en 2013? Para muchos esa tragedia despierta los recuerdos del incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist”, que dejó 146 muertos en 1911 en Nueva York, afirmó Erica Wolf, que dirige la iniciativa Save the Garment Center.

Más allá del mundo de los creadores de moda, vendedores mayoristas, minoristas y obreros textiles, el cimbronazo del edificio Rana Plaza en los suburbios de Dacca fue sentido hasta por los consumidores. “Hasta ese momento la gente no necesariamente sabía que había personas sufriendo a raíz de las decisiones de producción de las grandes marcas de prendas.

Desde que esto saltó a la luz con la tragedia del Rana Plaza, los clientes se despertaron, saben, y las marcas también. Se siente en todos los niveles del sector textil”, explica Bob Bland, una joven neoyorquina. Persuadida de que prácticas responsables y éticas, que respeten a la vez a los trabajadores y el medio ambiente, son la punta de lanza de la renovación del sector en Estados Unidos, Bland creó en 2012 “Manufacture New York”, una incubadora de empresas y plataforma de producción textil.

El “Made in New York” de moda

“Nos dimos cuenta de que muchas marcas volvían (a Estados Unidos) como respuesta inmediata al drama de Rana Plaza y otras violaciones de los derechos humanos en el sector textil en diferentes partes del mundo”, subraya

. En paralelo, “hemos visto un crecimiento de la demanda de productos ‘Made in NYC’ (New York City) estos últimos años”, agrega. Detrás de las mesas repletas de máquinas de coser Singer, Juki o Union Special, bobinas de hilos multicolores, botones, tijeras, maniquíes y modelos, el barrio de Garment District bulle de actividad. En la calle 36, los camiones descargan sus productos y clientes se agolpan en un mayorista y minorista de telas, plumas y encajes.

“Decir que haces ‘Made in New York’ es otra forma de decir ‘producción responsable'”, subraya Erica Wolf. “Clientes que nunca me habían preguntado nada se pusieron de repente a querer saber. ‘¿Dónde se fabrican sus jerseys? ¿De dónde vienen sus bobinas de lana?'”, cuenta Victoria Waston, creadora de Libretto, una línea para mujeres. “El hecho de que haga fabricar todo en Nueva York es una gran ventaja.

El ‘Made in NYC’ se convirtió en un argumento de marketing muy prestigioso”, señala. A pesar de que todavía es “anecdótico”, se observa “un pequeño crecimiento en la actividad” local de un sector que estaba en caída libre desde los años 1960 y las primeros traslados de fábricas a países del tercer mundo, dice Barbara Blair Randall, de Garment District Alliance. Aunque los empleos vinculados con la industria de la moda cayeron cerca de 60% entre 1995 y 2011, un reciente estudio de Garment District Alliance muestra un alza de 14% de los fabricantes de modelos y del 25% de los contratistas textiles especializados entre 2012 y 2013.

Sobre los muros de los talleres de High Production, donde trabaja May, figuran los derechos de los trabajadores textiles, su salario mínimo de 8 dólares por hora, el pago de horas extras y un número de teléfono de emergencia. En comparación con Bangladesh, “es un mundo completamente diferente aquí”, asegura Ida Law, de High Production, que fabrica prendas para Helmut Lang, Nanette Lepore, Theory y Public School. “Tratamos a nuestros empleados con respeto”, concluye. AFP

El Nacional

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