Opinión

Tránsito caótico

Tránsito caótico

La República Dominicana, conforme a estadísticas mundiales, es uno de los países con mayores índices de accidentes de tránsito.

Posiblemente es el lugar donde peor se conduce, sin que se observe voluntad en las autoridades en la imposición de la disciplina, la educación, el civismo y el respeto a las leyes inherentes a la materia.

Los que pensaban que el problema se resolvería con una nueva ley de tránsito ahí la tienen. ¿Se vislumbra solución al desorden que constituye la circulación vehicular en las calles y avenidas del territorio nacional a raíz de la promulgación de esa nueva normativa? Actualizar las leyes es importante, pero se requiere, sobre todo, una firme voluntad en torno a una problemática que tiende a la agudización.

La situación amerita una campaña educativa por los medios de comunicación social, con el objeto de abandonar el individualismo que exhibimos al conducir, pues todos queremos llegar al mismo tiempo, sin dar paso siquiera a damas, a ancianos y a personas con alguna discapacidad física. Pero si los conductores dominicanos somos autores de desorden, donde se comprueba un verdadero caos es en el transporte público, controlado por supuestos sindicatos que operan como empresas.

Los denominados choferes públicos, vinculados a reconocidos empresarios del volante, manejan sus respectivas guaguas llevándose a todo el mundo por delante, agrediendo verbal y físicamente a los demás, haciendo paradas en lugares inapropiados y creando tapones y accidentes de tránsito ante la mirada indiferente de los agentes de Amet, que cada día inspiran menos respeto. (Y donde quiera improvisan una ruta de guagua o de carro, adueñándose de espacios que pertenecen a todos).

¿Cómo se puede, además, organizar el tránsito en República Dominicana si no hay planificación respecto a las unidades nuevas y usadas que a diario ingresan al parque vehicular, producto de la importación, y sin la toma de medidas respecto a las chatarras? ¿Cómo serán nuestras calles y avenidas cuando contemos con cien mil vehículos adicionales, todos circulando por las mismas vías de hace décadas?

Son múltiples las variables que intervienen en el problema, el cual solo se resuelve con planificación y medidas eficaces. Para tales fines se requiere voluntad de las autoridades, abandonando el populismo y haciendo que todos cumplan la ley. Posiblemente sea necesario un amplio uso de las fuerzas públicas y se produzcan, en principio, algunos incidentes lamentables con los famosos “padres de familia”.

El Nacional

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