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Tránsito Entre irresponsabilidad y negligencia

Tránsito Entre irresponsabilidad y negligencia

La indisciplina de los conductores, el irrespeto a la Ley de Tránsito, la negligencia policial y la ausencia de una correcta política regulatoria estatal han convertido la circulación de vehículos en las calles de la capital en un infierno preocupante, con taponamientos que retrasan en más de una hora los tiempos de viaje.

Ante ese panorama poco han servido los túneles, los elevados y los trenes construidos por el Gobierno en las principales vías de la ciudad, para enfrentar un mal que trastorna la tranquilidad de la población y provoca cuantiosas pérdidas económicas.

Los expertos en el tema coinciden en señalar la falta de voluntad política del Gobierno para corregir un problema que otras naciones resolvieron hace décadas, poniendo al servicio de la población los adelantos científicos en esa área.

Más de 15 instituciones estatales encargadas de regentar el tránsito y el transporte sólo han servido para consumir presupuestos en el pago de nóminas, cobrar impuestos y elaborar proyectos que nunca son tomados en cuenta por el Gobierno central.

Del caos en el tránsito no se escapa ningún rincón de la ciudad, pero afecta mayormente las grandes avenidas comoson Bolívar, 27 de Febrero, Winton Churchill, Máximo Gómez, John F. Kennedy, Independencia, Abraham Linconl, George Washington, Padre Castellanos y San Vicente de Paúl.

Los estacionamientos en doble vía, la violación de la luz roja de los semáforos, la gran cantidad de chatarras que acciona en el transporte de pasajeros, la falta de sincronización de los semáforos y las imprudencias de los choferes son algunos de los factores que provocan esa anomalía.

Ante la mirada indiferente de los agentes de tránsito, los conductores de carros, autobuses y minibuses públicos se detienen en las esquinas a esperar, montar y desmontar pasajeros, obstaculizando la circulación de los demás.

Con frecuencia se detienen en los carriles del centro a montar y desmontar pasajeros.

Las rutas de carros públicos, taxis y guaguas suelen ocupar carriles completos en calles y avenidas de gran circulación en espera de pasajeros, sin que ninguna autoridad lo prohíba.

La falta de autoridad es evidente, además, cuando los conductores se detienen a comprar frutas y otros productos a los vendedores ambulantes, dejando detrás largas ileras de vehículos impedidos de seguir el viaje con normalidad.

El Gobierno ha instalado oficinas sin los estacionamientos suficientes para los volúmenes de visitas que éstas generan.

En esos casos, los visitantes y los empleados obstaculizan la circulación normal de vehículos al estacionar los suyos en lugares indebidos, que a veces ocupan hasta tres carriles de una calle o avenida.

En las rampas de acceso a los túneles y elevados, los embotellamientos son provocados por conductores que tratan de adelantarse a los demás.

Las innumerables inconductas e infracciones de tránsito provocan un significativo incremento en los tiempos de viajes, así en un trayecto que normalmente se transita en 15 minutos se consume más de una hora.

La ingeniera Yindhira Taveras, funcionaria de la Oficina Técnica del Transporte Terrestre (OTTT), considera que es imposible resolver el drama de los taponamientos si el Congreso Nacional no aprueba un proyecto de Ley que regularía el tránsito y el transporte, depositado hace 10 años en la Cámara de Diputados.

“Si no aprueban esa ley va a ser muy difícil que se tomen decisiones donde todo el mundo esté de acuerdo”, advierte Taveras, encargada del Departamento Registro y Control de Transporte de la OTTT.

“Hay que ver muy claro que nosotros tenemos más de 15 instituciones públicas que tienen que ver con el transporte. Al tener tantas instituciones, cada cual es una isla de poder”, siguió diciendo.

Taveras, profesora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) , manifestó que “una de las cosas que dice esa Ley es que hay que crear una sola institución de transporte, que se llamará Instituto Nacional de Transporte Terrestre”.

El arquitecto Omar Rancier, especialista en urbanismo, asegura que si la Ley 241, sobre Tránsito Terrestre se cumpliera en todas sus partes se solucionaran muchos de los problemas relacionados con la circulación de vehículos.

El especialista, fundador de la empresa Brea & Rancier, considera imperiosa la creación en el país de un sistema organizado y debidamente articulado de transporte público.

Rancier, profesor de varias universidades nacionales, abogó por un plan integral de ordenamiento urbano que articule todas las iniciativas con una visión de ciudad.

Dijo que el Gobierno aún sigue formulando planes de tránsito y transporte desvinculados con una plan integral urbano.

Antonio Marte, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones del Transporte (Conatra), criticó la gran cantidad de chatarras que aún siguen transportando pasajeros en la capital y el país.

Un estudio realizado por la UASD, bajo la dirección de la ingeniera Taveras, determinó que la mayoría de los carros públicos que circulan en la capital tienen 25 años, a pesar de que su vida últil es de sólo 10 años.

La mayoría de los minibuses tienen 19 años circulando y los autobuses 14.

Martes considera que la caducidad de la flota de vehículos es otro de los grandes problemas que enfrenta el país.

UN APUNTE

Sincronizar semáforos

El dirigente sindical, Antonio Marte afirmó que la falta de sincronización en los semáforos es otro factor determinante en los taponamientos que afectan la ciudad de Santo Domingo, que desesperan a la población.

Pilar Moreno

Periodista de vasta experiencia en el periodismo educativo y político