Opinión

¿Traspaso JCE?

¿Traspaso JCE?

En el acto de juramentación de la nueva Junta Central Electoral, Julio César Castaños recordó que cuatro años atrás a él le había tocado “traspasarle el mando” de ese organismo al inefable Roberto Rosario, quien a su vez podría ser receptor de “otro traspaso” de su parte en el próximo período.

Pudo ser bien pensada como también chipoteársele esa expresión al señor Castaños, pero de todas maneras me parece absolutamente oportuno y de interés público tanto ese recordatorio como develar la posibilidad de que todo quede en el relevo del uno por el otro, siempre con borrón y sin cuentas nuevas.

Como Castaños presidió la organización de las elecciones del 2012, que no se caracterizaron por sus virtudes, sino por el despliegue de trampas y ventajismos a favor del PLD y Danilo Medina, ese pronunciamiento devela la existencia de un poder detrás del trono electoral que decide y manipula todo lo que ahí se mueve e interesa al continuismo morado.

Recordemos como el pacto Leonel-Margarita-Danilo, previo al 2012, volcó poder y recursos avasallantes del Estado contra el PRD-Hipólito, la compra de la facción Vargas Maldonado, sobornos para satelizar partiduchos y boletas, compra masiva de cédulas y votos adversos, represión contra opositores, captación de delegados de mesas del PRD, trampas en conteos, dictadura mediática y encuestas para moldear resultados; todo esto con la complicidad de esa JCE en el marco de una competencia cerrada, sin ley de partidos ni ley orgánica.

En verdad Julio César y su junta no se vieron en una situación de ilegitimidad y descrédito total porque Hipólito y la cúpula del partido blanco se “rajaron” y apaciguaron la indignación mayoritaria de la sociedad. Nueva vez las siembras oficialistas al interior de la llamada oposición fueron empleados y le dieron frutos amañados.

Ese feo rol electoral, sus vínculos con elites católicas conservadoras y su relevante participación en la Suprema Corte de Justicia (sin chistar frente a la negación de justicia), explican su nueva escogencia para esta JCE, donde Danilo y la cúpula del PLD solo necesitan tres (y por lo menos tienen cuatro, más todos los suplentes); proceso facilitado por una oposición que priva en tonta con p.

No hubo, pues, traspaso de mando en la JCE. El mando es el mismo que puso a Castaños (2008- 2012), a Roberto Rosario (2012-2016) y repite a Castaños (2016-2020). Un mando que primero se llamó Leonel y ahora Danilo-Leonel al interior de la Corporación-PLD.

El Nacional

La Voz de Todos