Opinión

Tres causales

Tres causales

La interrupción voluntaria del embarazo (IVE) bajo diferentes condiciones, es un derecho que les asiste a todas las mujeres. Sin embargo, todavía seis países en el mundo: Republica Dominicana Honduras, El Salvador, Nicaragua, Haití, y Malta, permanecen en el Medievo, prohibiendo el aborto bajo cualquier circunstancia.

En los tres primeros, se debate en este mes la legalización por tres causales: Riesgo de la madre, inviabilidad del producto y violación.

Los llamados “Próvida” están ofuscados con el “No Nacido” mientras dejan abandonados a miles de niños necesitados. Coligen que la vida empieza con la concepción, cuando en realidad la vida empezó hace billones de años. Si los gametos, embriones y fetos son personas, ¿porqué no los cuentan en los censos?, ¿por qué no les hacen un funeral?, ¿por qué las familias no dicen tenemos tres hijos, en lugar de decir tenemos dos y uno por venir?

El aborto inducido y el embarazo no planeado constituyen dos problemas de salud pública. La OMS reportó que la mortalidad materna es tres veces más alta en países con leyes restrictivas al aborto.

Se estima que en el país se producen anualmente unos 100,000 abortos inducidos. Paradójicamente la educación sexual y la disponibilidad de métodos anticonceptivos, que permitirían reducirlos también son objetadas por las iglesias.

El Papa Francisco reconoce el drama del aborto, y con un espíritu de época, resuelve no castigar con la excomunión a las mujeres que deciden abortar y dispuso además que sean los sacerdotes en sus parroquias quienes concedan el perdón.

En relación a la legislación sobre el derecho al aborto, nosotros navegamos contracorriente. Prohibir el IVE, cuando la madre está en riesgo de muerte, es un acto sino bochornoso, criminal.

Tal fue el caso de Esperancita, una menor embarazada, que padecía leucemia, murió en el 2014 cuando a quienes no les importa la vida de las mujeres, se opusieron al suministro de un tratamiento que consideraban abortivo.

Señores Congresistas, “Se aborta por una razón no por falta de razón” (F. Thomas). Permitan que sean la mujeres quienes decidan el nivel de riesgo o peligro que está dispuestas a correr, es decir, hasta donde permitir que la gestación altere su bienestar.

El Nacional

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