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Ubicación histórica  de los principales  monumentos coloniales de Santo Domingo

Ubicación histórica  de los principales  monumentos coloniales de Santo Domingo

Santo Domingo fue fundada en 1496 por Bartolomé Colón, en la margen oriental del río Ozama.

El Rey Fernando El Católico desconoció el derecho de su Virrey Cristóbal Colón de ordenar la fundación de nuevas ciudades en el territorio recién descubierto y aprobó su fundación por bula real en 1498. Fue trasladada a la margen oriental por Nicolás de Ovando en 1502. Erwin Walter Palm, en su extraordinario libro Los monumentos de La Española, especula que Ovando, para trazarla, siguió las características militares con que se construyeron varias ciudades interinas, para asentarse rápidamente y enfrentar al enemigo, en la campaña que desplegaron los Reyes Católicos contra los moros.

El damero es de uso militar en la construcción de los campamentos militares desde la época de los romanos y, quizás, desde antes. La ciudad de Ovando fue construida a damero. Es decir, se trazó una ciudad que pudiera poblarse rápidamente y crecer, para enfrentar al enemigo y conquistar el territorio descubierto. La ubicación de sus servicios institucionales, en cambio, responde a criterios más complejos.

La villa de Santo Domingo occidental trazada por Ovando es compacta y organizada en usos puntuales. Se ubicó una plaza principal, de armas, alrededor de la cual se desarrollara la vida administrativa y religiosa de la ciudad, por lo que se construyeron en su derredor el cabildo y la iglesia. La calle de mayor importancia unía la fortaleza con el puerto y en ésta se ubicaron el Palacio del Capitán y Gobernador General y la Real Audiencia de Indias y, sin construir, del otro lado de la cañada que bajaba del Monasterio de San Francisco, con dominio visual de las playas del puerto, la Casa de Contratación. Eran edificios principales desde donde se debían administrar el comercio ultramarino, la justicia y el orden público locales, todos regidos por el Rey. Las sedes de los monasterios de San Francisco y Dominicos se ubicaron en la periferia, el primero en lo alto de un farallón y el segundo por la salida al sur de la ciudad; se asignaron los solares residenciales a los vecinos según su categoría, los nobles por un lado, los plebeyos por el otro; el comercio se ubicó en los lugares de mayor concentración de vecinos, alrededor del puerto o cerca de la plaza mayor; los artesanos y gente de menor cuantía se asentaron en las áreas menos apetecibles. La manera en que Ovando dispuso el uso de los solares nos hace suponer que siguió la tradición establecida durante siglos en el asentamiento de las ciudades europeas, aunque con mayor orden y economía de espacios, un planteamiento que recogerán, más tarde, las leyes de Indias sobre fundaciones de ciudades. El polo periférico de mayor trascendencia resultó ser el asentamiento espontáneo que se formó alrededor de las canteras de piedra en Santa Bárbara. Los artesanos e indígenas no encontraron lugar en la repartición de solares que hizo Ovando y se ubicaron en chozas, cerca de donde trabajaban. Eventualmente el asentamiento marginal fue reconocido oficialmente por la Iglesia, y se constituyó en la segunda parroquia de la ciudad, la de Santa Bárbara. La primera era el asentamiento hecho por Ovando a orillas del río Ozama.

Un segundo polo, el antiguo establecimiento construido por Bartolomé Colón del otro lado del río, perdió vigencia hasta desaparecer, y se formó un núcleo de chozas, más arriba, cercano al nuevo puerto, donde se producía el cruce sobre el río. Se le dio el nombre de Pajarito (hoy, Villa Duarte).

Fue también de importancia el polo que se creó alrededor del hospital de San Lázaro, en lo alto del farallón, al oeste de donde estaba el Monasterio de San Francisco, donde se asentaron familias pobres que no podían ubicarse en otro lugar. Debido a estas circunstancias, el área norte de la ciudad fue poco a poco tomado por los sectores populares de la población, mientras que el asentamiento de Ovando y sus áreas de expansión, hacia el oeste, la ocuparon las clases opulenta y media, una tendencia que ha permanecido irreverible en la ciudad, hasta nuestros días.

Para la imagen y recorrido de la Ciudad Colonial de hoy, fueron importantes los cambios de ubicación que se dieron a dos edificaciones significativas. Estas son la Fortaleza y la Casa de Contratación.

En la documentación sobre el pleito entre Tapia y Ovando, leemos que la ubicación de la Fortaleza, en el momento que se inicia el trazado de la ciudad, en 1502, estaba en el alto donde se encuentra la plazuela con el reloj del sol, frente a las Casas Reales. Es una ubicación que está más adentro del río, en posición cercana al puerto que debía defender; y es la misma ubicación del fuerte de la ciudad de Santo Domingo construida por Bartolomé Colón, del otro lado del río, lo cual significa que, en este caso particular, al pasar la ciudad de un lado a otro del río, se mantuvo el criterio de defender el puerto directamente con la fortaleza, lo cual es un planteamiento de “factoría”. Significa que, a pesar de la disposición con la cual venía Ovando de crear las condiciones para la ocupación total del territorio de la Hispaniola, permanecían remanentes de la manera en que se manejaba el tráfico comercial con África.

No sabemos si el cambio de lugar se debió a que el pleito con Tapia le impidió a Ovando construir la Fortaleza donde pensó hacerlo originalmente, pero su resultado fue la defensa de la entrada a la ciudad, con la erección de un torreón gótico que debía servir de vigía para detectar los barcos desde que aparecieran en el horizonte.

El Nacional

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