Opinión

Último paso

Último paso

La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) ha amenazado con retirarse del diálogo y volver a las movilizaciones, que en definitiva no es más que la suspensión de la docencia, de no llegarse a un acuerdo en la reunión de hoy con los representantes del Ministerio de Educación sobre su demanda de un incremento salarial de 15% para los educadores.

Hay que presumir que la advertencia del gremio es solo un recurso para presionar, porque la ruptura de las conversaciones ni la interrupción de las clases son decisiones sensatas.

Como instrumento para dirimir conflictos, el diálogo es precisamente parte de la lucha. La ADP, por más frustrada que se sienta por el poco avance en las negociaciones y por más sentida que sea su demanda de un reajuste salarial, tiene que entenderlo tan bien como el que más. Sobre todo, cuando las autoridades de Educación no le han cerrado las puertas (más bien al contrario) ni han adoptado posiciones radicales.

La ruptura del diálogo debe plantearse como el último recurso de la ADP. Y peor todavía sería sustituir la conversación por protestas que empañan la imagen de los educadores y no pasan del ruido mediático. Si no es suficiente el 5% que le ha ofertado Educación, que sería utilizado de los recursos destinados para compensaciones, no hay más que seguir hablando en procura de llegar a un acuerdo.

Tal vez el sector oficial incurrió en una pifia al hablar inicialmente de un acuerdo para poner fin a la demanda del gremio magisterial. Fue la misma falta que se cometió en el diálogo mediado por la ministra de Educación Superior, Alejandrina Germán, que culminó con un falso arreglo entre los profesores y las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Los maestros merecen mejores salarios para elevar sus condiciones de vida y desempeñar su labor con más eficiencia. Y en el sistema de enseñanza, que por aquí exhibe todavía alarmantes limitaciones, no pueden ser los más relegados. Pero las respuestas tienen que ser íntegras, como parte de todo un proceso, y no de manera aislada.

El pacto educativo que se firmó con el propósito de reorientar el modelo es el instrumento para abordar, como en la presente circunstancia, la crisis en el sector.

Como cualquier conflicto social, por más ligero que sea, suele convertirse en una batalla de opinión pública, las autoridades de Educación deben hablar con las cartas sobre la mesa. Pero la ADP tiene también que reflexionar sobre las nefastas consecuencias que acarrearía su retiro del diálogo para retomar la interrupción de la docencia como un método de lucha que hace tiempo ha debido ser superado. Sin descartar incluso la posibilidad de que el sector oficial pueda utilizar tácticas dilatorias para ganar tiempo.

El Nacional

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