Opinión

Ultraje a Duarte

Ultraje a Duarte

Causa repulsa la pretensión de un grupo de haitianos residentes en Nueva York, que solicitó a las autoridades de esa ciudad la destrucción de la estatua erigida allí a lpatricio Juan Pablo Duarte, acusando de segregación racial al principal propulsor de la independencia nacional. Durante 22 años, la nación fue subyugada por las huestes del país vecino, que cometieron toda clase de barbarie contra la población dominicana.

En una acción descabellada, los haitianos montaron un piquete frente al monumento, actitud que recibió una rápida respuesta de nuestro canciller, Miguel Vargas Maldonado, quien designó una comisión de alto nivel para enfrentar, por la vía diplomática,l a agresión de la diáspora haitiana.

Valgas Maldonado se comprometió a defender la figura histórica de Duarte, advirtiendo que no aceptará ningún agravio contra el fundador de la República, al tiempo de destacar que el patricio configura el epítome de la pureza, de la entrega y respeto de los derechos humanos, desde mucho tiempo antes que este concepto constituyera una figura esencial en las luchas por la libertad y la independencia de los pueblos de América.

Los haitianos que tienen una vocación innata de destruirlo todo, pueden aventurarse a demoler el monumento, aprovechando la oscuridad de la noche o una oportunidad donde haya menos vigilancia, y debemos impedir ese desafuero, redoblando los esfuerzos para que tal acción no ocurra. El Código Penal Dominicano castiga la demolición de estatuas y monumentos públicos, pero nuestras leyes son territoriales, y no se aplican fuera del país.

Hay que mantener una defensa cerrada de nuestra nacionalidad. Los haitianos siguen ocasionando problemas, tanto en nuestro territorio como en el extranjero. Ellos tienen inculcados que la isla es única e indivisible, concepto contenido en su Constitución, y nunca cesarán de agredirnos. Y he ahí donde reside su estrategia de invadirnos pacíficamente, a los fines de ejecutar sus macabros planes de unificación.

Recientemente, decía un conocido y reputado médico que dentro de 30 años, todos seremos haitianos.
El irrespeto a nuestros símbolos se ha convertido en una costumbre de nuestros vecinos.

Hay que recordar que tomaron nuestro consulado en Haití y arriaron la bandera dominicana, y en otras acciones cometidas aquí, han pisoteado y quemado nuestra enseña tricolor, sin ningún régimen de consecuencias. ¿Cuándo paremos a esos intrusos?

El Nacional

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