Opinión

Un dólar 50 centavos

Un dólar   50 centavos

En Nueva York, cualquier homless (desamparado), pordiosero, menesteroso o indigente, puede obtener un almuerzo por un dólar y 50 centavos. En estos momentos, esa suma no alcanza los cien pesos dominicanos. Es decir, que mientras en República Dominicana cualquier persona de escasos recursos económicos almuerza -cuando hay especiales- con unos cien pesos; en esta urbe, si extrapolamos estas carencias a República Dominicana, serían “peso y medio”.

En otras palabras, se puede mitigar el hambre con la unidad monetaria de un dólar más unos centavos. Y no cometamos el error de calcularlo en pesos, porque no cualquier desarrapado consigue, a diario, unos cien pesos. Nuestro depreciado papel-moneda.

En los últimos días, debido a que la señora que me proveía el almuerzo por cien dólares quincenales se retiró; algunos amigos me orientaron para que acudiera a un centro donde les facilitan alimentos a los senior (mayores de edad).

Aunque frugal, sirven un alimento muy balanceado; bajo de sal, sin mucho condimento, y supervisado por las autoridades sanitarias de Nueva York. Es un programa del Estado que ojalá, a iniciativas de Donald Trump, no intenten recortarlo o eliminarlo.

Como nunca he recibido cupones de alimentos ni ninguna ayuda aparte de que lo que devengo que no es suficiente para un hombre que paga renta, y vive solo, me aventuré sin mayores prejuicios a almorzar en uno de esos establecimientos ubicados cerca de mi entorno, en Manhattan.

Al principio, por una apariencia que “no revela mi edad”, hubo dubitación en aceptarme, pero conseguí la influencia de un amigo cubano que me introdujo con los comensales entre los que figuran los de raza africana, y en menor cantidad, otros dominicanos e hispanos de otras latitudes.

Ahora siento que mi salud ha mejorado; estoy disfrutando de una comida complementada con vegetales, postres, leche, rebanadas de pan integral, y diversas frutas. Además de un variado menú- que incluye pescado, prohibitivo en muchos hogares de RD-, bajo en grasa saturada y, como dije, muy equilibrado.

Por si fuera poco, suelo alimentarme luego de salir del gimnasio que está muy cercano al centro alimentario. En mi plan de salud está consignado el disfrutar, gratuitamente, de los beneficios de un confortable y completo gimnasio. Con baños, saunas, y otras comodidades.

He ganado por partida doble. A excepción de los sábados y domingos, consumo alimentos más saludables y a un precio extraordinariamente cómodo. He encontrado la opción de no tener que acudir a la ingesta de comida rápida. Estoy consumiendo un alimento sano, sin mayores inconvenientes.

El Nacional

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