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Un frente opositor

Un frente opositor

El crecimiento exponencial de la oposición, encabezada por el candidato del PRM, Luis Abinader, le da en la cara al optimismo sarcástico a que nos tiene acostumbrado el senador Reinaldo Pared Pérez. El llamado Bloque Progresista se le des morona entre las manos, pero el también secretario general del PLD se esfuerza en minimizar y obviar la realidad que se le viene encima, mostrando una cara de gozo, donde debe haber preocupaciones por las exageradas condiciones que pone sobre la mesa en ex presidente Leonel Fernández, como requisitos innegociables a los fines de darse por vencido y aceptar que el pasado 19 de abril quedó sellada su derrota y el final de su exitosa historia política.

La conformación de un frente opositor, consistente y vigoroso, no se produce a partir de la crisis que atraviesa el PLD, como señala Pared Pérez. Desde hace tres años, una decena de partidos y movimientos políticos se unieron en bloque opositor denominado Convergencia por un Mejor País con lineamientos y propósitos sostenidos sobre la base de un proyecto democrático y participativo que ha ido ganando espacio en la medida en que ha ido conectando con las demandas de la población. El PRM, el Partido Humanista PHD y el Frente Amplio, agrupaciones reconocidas, son parte de esta coalición.

Que el candidato Luis Abinader motorice, con su escogencia, el asombroso crecimiento que se viene produciendo en torna a la Convergencia –y también fuera de la Convergencia-, significa que el electorado procura un cambio y una imagen nueva capaz de devolverle las esperanzas arrebatadas por los gobiernos del PLD, con el concurso indiscutible del senador Pared Pérez. El candidato del PRM representa ese cambio con una propuesta contraria a la que ofrece el partido morado, dominada por la injustica social, la corrupción e impunidad que socaban las bases democráticas del país.

No hay en Dominicana lo que se dice una fuerza poderosa inmutable. Surgen tendencias, corrientes, que convergen en torno a determinados partidos, conforme a las expectativas y demandas prevalecientes en determinado momento. En cierto modo, el PLD capitalizó a su favor las inconformidades dejadas por los gobiernos de Balaguer y, sobre todo, el desorden de una fuerza opositora como el PRD que nunca entendió el rol que debió jugar después de la desaparición de su líder Peña Gómez.

La propuesta de relevo de mando, de imagen, de ideas y actitudes que encarna Luis Abinader no depende necesariamente de la división o no del PLD. Va a tomar cuerpo, como ha ido tomando, y va a llegar al poder de la mano de las ideas de cambio y la confianza que ha ido ganando por lo que representa. No por la caída del PLD, cuya vigencia será posteriormente necesaria para alcanzar el equilibrio que sus dirigentes le han sustraído al sistema de partidos.

 

El Nacional

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