Opinión

¡Un médico, un médico…!

¡Un médico, un médico…!

Es más que estremecedora la escena de un hombre herido de muerte, maltratado y ensangrentado,  agonizando frente  unas bestias armadas que lo patean y arrastran, para luego asaltar sus propiedades, llevando todo el dinero y objetos de valor encontrados. El momento no pudo ser más dramático en el complejo La Mulla Tres Sosúa, Puerto Plata. Si acaso nos faltaba precisar rasgos de violencia, desorden, atraso y crueldad, nos basta esta muestra.

Tienes que estar sordo, ciego, o ser una persona muy insensible, para quedarte quieto,  tras ver el video que a diario pasan algunos programas de televisión, sobre todo el de Marino Zapette. Este ciudadano alemán que vemos, tirado en el suelo, reclama, implora que llamen a un médico, esto es, que no lo dejen morir desagrado. Pero estos gritos no hicieron más que exaltar a sus verdugos. El hombre murió finalmente.

Vemos con asombro que apenas se habla del robo de 60 millones de pesos, como si no importaran las vidas y la tranquilidad de las víctimas. En pretexto tomado para asaltar propiedades en La Mula Tres no justifica la más minima crueldad, pero estos hombres armados, pagados por Estado, se ensañaron y empecinaron en dejar la peor impronta, para un país que busca multiplicar el turismo y atraer inversionistas.

Si esa rara e inhumana  presentación de los hechos es preocupante, más lo es que Alemania haya tenido que intervenir para que las autoridades pusieran en marcha  la acción judicial.  De este asunto debió ocuparse oportunamente el canciller Morales, en vez de andar repartiendo inútiles y costosas botellas  en embajadas y consulados?

Lo que quiero decir, en resumen, es que si hay muertos, torturados y heridos, el Ministerio Público debe, sobre todo, alentar la acción legal contra los supuestos culpables. El robo de los 60 millones es sólo parte del drama vivido en octubre del año pasado,  en Sosúa. Como afecta a toda la sociedad dominicana, estamos ante una sórdida  historia que nos marca negativamente en todo el mundo, a menos que se haga justicia.

El Nacional

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