Opinión

Un mercado de renta variable

Un mercado de renta variable

Chile, Colombia, Perú, México y Brasil, aparte de ser los países con el crecimiento económico más dinámico de la región, tienen otra cosa en común: tienen mercados públicos de renta variable efectivos. Lamentablemente, a pesar de los múltiples estudios que relacionan el crecimiento económico sostenible con la presencia de mercados secundarios de renta variable asequibles, la República Dominicana no es solo que no está cerca de tener uno medianamente funcional, sino que ni siquiera tiene uno. Vaya largo camino que tenemos por delante.

Las ventajas de un mercado secundario de renta variable son inmensas; desde mayor diversificación y mejores rendimientos para los inversionistas institucionales (como las AFP), más diversas formas de capitalización para las empresas locales, mayor facilidad de entrada a la inversión extranjera directa, hasta mayor calidad en el ahorro de los ciudadanos, estas entre muchas otras han sido más que suficientes para que este tipo de mercados exista en el mundo desde el Siglo XVII. Ya estamos en el año 2013 y eso todavía no existe en nuestro país. Porque?

República Dominicana es un país curioso de analizar. En el 2011 se produjeron dos eventos legislativos sumamente interesantes y abiertamente contradictorios entre sí. En ese año se aprobó la Ley para el Desarrollo del Mercado Hipotecario y el Fideicomiso que, entre otras cosas, abrió la posibilidad para que ciertas entidades (mayormente del sector financiero) pudieran transar entre sí instrumentos relativamente complejos como son los derivados financieros. Ese mismo año se aprobó la modificación a la Ley General de Sociedades, eliminando de un plumazo todo lo relativo a las sociedades anónimas de subscripción pública y por consiguiente la base legal esencial para que en nuestro país pudiera operar un mercado de renta variable con algo de coherencia. Apostamos a jugar con instrumentos financieros complejos al mismo tiempo que nos reconocemos incapaces de sostener lo más básico.

Pudiera especular sobre una cultura empresarial dominicana cerrada que detesta la transparencia y se aferra al proteccionismo como su única forma de subsistencia, y una banca local que ve como en toda la región los negocios de sus similares extranjeros florecen empleando una alta variedad de instrumentos financieros, mientras que acá se tienen que conformar con ofrecer cartas de crédito o a hacer cuentas “escrow” a puras patadas voladoras. Pero al final sólo serían especulaciones de mi parte. Lo que no resulta especulación es que sin mercado de renta variable todos, empresarios, bancos y nosotros, perdemos.

En un mercado real de este tipo es posible que ni la operación de Verizon ni la de Cervercería pagarían un centavo en impuestos, pero de igual forma en un mercado así se captaría al menos una porción de los trillones de dólares que tienen fondos mutuos de todo el mundo buscando invertir en mercados emergentes y cobrar impuestos del resultado de esas inversiones, que hoy están llegando a Perú, Chile, Colombia, México, Brasil, varios países de Asia y definitivamente no aquí.

El Nacional

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