Opinión

Un paso por mi país

Un paso por mi país

A pesar del pesimismo que cunde en una población con frecuencia estremecida por horrores y escándalos devastadores, siempre aparece un signo que niega que todo esté perdido. La desesperanza ha provocado que muchos santos se desplomen de sus altares, sumiendo en la frustración a una masa de ingenuos incapaces de calibrar y comprender las debilidades humanas.

A esas debilidades es que se dirige el grupo de jóvenes que desde el día 11 recorre el territorio a pie con la consigna “Un paso por mi país” con el propósito de rescatar esos valores que cohesionan a todo conglomerado humano, dispersados por la descomposición social y también contra los males sociales que tienen ascuas a la población.

 Antes que abandonar el territorio en procura de mejor suerte, como piensan muchos que han perdido las perspectivas, los caminantes mandan un contagioso mensaje al optar por construir una nación en la que puedan educarse, trabajar y vivir con dignidad, orgullo y seguridad. Crear conciencia en la población es la razón del recorrido de unos 1,225 kilómetros que realizan jóvenes ganados por una causa tan noble como la que representa el movimiento a favor de que se cumpla la ley en torno a la inversión en la enseñanza.

Esos jóvenes pueden estar seguros de que su sacrificio no será en vano, que el esfuerzo para despertar a la población a través de una cruzada para fomentar la honradez, el respeto, la confianza, la solidaridad y la amistad prenderá aunque sea en una sola persona.

 La inmolación de los mártires del 14 de junio que desembarcaron sólo con ideales para combatir la tiranía trujillista representa un valioso precedente para empresas de concientización como la protagonizada por el grupo que recorre la geografía con la consigna “Un paso por su país”.

 No puede ser más estimulante que un segmento de la juventud se sacrifique por un país digno de sus aspiraciones.

El Nacional

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