He visto muchas veces al senador Rafael Calderón defender con ahínco la necesidad de que se haga de Azua un polo turístico para mejor aprovechamiento de sus playas. Y seguro que los banilejos pedirán lo mismo de Punta de Salinas, y así en San Cristóbal se podrá defender con igual derecho y orgullo las playas de Palenque y Najayo.
Sabido es que uno de los gobiernos de Balaguer impulsó a Barahona como un ente turístico importante, con su propio aeropuerto internacional. El aeropuerto quedó abandonado, siendo una gran inversión. La hotelería de la zona trató de avanzar, pero las condiciones fueron creadas desde el Estado para potencializar su economía.
El tiempo ha transcurrido, y el Sur no ha podido mostrar con orgullo su potencial turístico de playas, siendo Barahona el gran intento gubernamental. Pero, en estos momentos se agitan los ánimos en torno a Pedernales y Bahía de las Águilas, sin que hasta la fecha se conozca de un plan integral del desarrollo turístico de la región.
Lo ideal es que conozcamos una propuesta de desarrollo del sur, que ponga sobre la mesa un diagnóstico de sus riquezas y aprovechamiento intensivo, que vaya más allá del uso de sus costas, es decir que potencie la explotación agro-industrial, lo mismo que la ganadería y pueda elevarse al máximo la pescadería y la producción de carnes.
Creo que está siendo falta algo más que líneas sueltas, algo más que declaraciones de intenciones, esquemas minimizados de proyectos de alas cortas. Insisto en que debemos de superarnos. Por ejemplo, que se nos diga que esta la región Sur, donde se vive de esto y de aquello, y veamos en una maqueta la reingeniería de su posible desarrollo, que vayamos más allá de un discurso. Otros países lo han logrado.
