No se si este film, cuyo titulo original en ingles contiene sólo dos letras, Up, será la mejor película animada del año, pero puedo asegurarles que hay en ella no sólo una realización técnica que brilla con furor, sino sobre todo, algunos grandes momentos que desde ya cualifican la producción para competir por esa distinción. Eso es lo que distingue los films que llevan el sello Pixar (aún incluso como miembro de la familia Disney), del resto de su competidores Dreamworks y Fox en el campo de la animación. Además de la innovación y desbordante fantasía e imaginación que ha sido la marca de fábrica de los films de Pixar, por lo regular en ellos hay también una historia con sustancia que cautiva y a todos interesa. Es cierto que en Up prevalece un tono infantil en la narración, pero aun así conjuga de forma perfecta esa simbiosis.
E interesa por igual a niños y adultos. Carl y Ellie se conocieron desde niños, se casaron y vivieron felices por muchos años, hasta que ella murió. Después de haber compartido más de 70 años, y de ser los mejores amigos el uno para el otro, Carl se encuentra ahora viudo, deprimido y solitario en una casa llena de hermosos recuerdos, pero en un vecindario inhóspito. Así que lo mejor que se le ocurre es atar cientos de globos a su casa, y ascender por los cielos en ruta hacia Paradise Falls, en América del Sur, en un esfuerzo por cumplir el sueño de ella de toda la vida. Un pasajero, Russell, un vibrante y persistente niño explorador, levanta vuelo junto al renuente viejo Carl, y este no puede hacer nada al respecto. Es un impresionante y maravilloso viaje por la vida, con todas sus altas y su bajas; sus peligros y diversiones. Es una historia que habla fuerte sobre la amistad, la soledad y la necesidad de que la vida continúe su ritmo, sin importar la posición en la que estemos.
