Opinión

Una división congelada

Una división congelada

La política siempre está llena de sorpresas. ¿Quién diría, hace tres años, que el ex presidente Leonel Fernández sufriría tan tremenda merma en su popularidad, como ocurre ahora? ¿Quién se habría atrevido a decir que más temprano que tarde estaría a la defensiva, como si estuviera acorralado por demonios que de una u otra forma han erosionado su liderazgo? Nadie.

Sin embargo, ocurrió así, y una muestra fue su reciente comparecencia pública para reiterar su oposición a que la Constitución se modifique para dar paso a la reelección del presidente Danilo Medina, por lo menos en la forma en que fue decidida por el Comité Político del PLD.

El doctor Fernández planteó la necesidad de que esa modificación se haga mediante un Referendo, algo que no sería nada nuevo porque está contemplado en la actual Constitución. Según el ex presidente, si se hiciera así sería el primero en hacer campaña por la reelección.

Como se ve, es cuestión no solamente de fondo, sino de forma, aunque para los fines sería una reforma coja, puesto que la única que tendría lógica sería el establecimiento de la Asamblea Constituyente, que fue el deseo de la mayoría de los encuestados cuando a nivel nacional se hacían consultas para modificar la Constitución vigente. Sin embargo, el propio Fernández desoyó ese clamor, aunque la culpabilidad recaiga sobre la Comisión que entonces se formó, bajo la dirección del doctor Milton Ray Guevara, hoy presidente del Tribunal Constitucional.

La Asamblea Constituyente tampoco es nueva, pues existió en el pasado, como legítima representación popular. No es lo mismo una Constitución salida de las entrañas mismas del pueblo, que una elaborada por políticos representados por legisladores que todo el mundo sabe llegaron al cargo gracias al populismo y en muchos casos financiados por intereses de dudoso origen.

Se sabe que la propuesta del ex presidente ha caído en el vacío. Sabemos también que en el PLD hay una división congelada, que no se ha materializado porque los peledeistas saben que si se fragmentan pueden olvidarse desde ya de retener el Poder, porque no surgirá otro Juan Bosch que los ampare.

Los senadores y diputados han desperdiciado la magnífica oportunidad que se les presentó para consignar en la Constitución la figura de la Asamblea Constituyente, única que de verdad representaría al pueblo soberano.

Si alguna lección puede sacarse de todo esto, es que los liderazgos políticos, como ha demostrado la Historia, no son para siempre. Hay líderes que pasarán a la Historia por lo que hicieron, mientras otros serán olvidados por lo que no hicieron, a pesar de haber tenido la oportunidad.

 

El Nacional

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