Opinión

Una JCE honorable

Una JCE honorable

Elegir personas incuestionables al frente de la Junta Central Electoral no es difícil si prima el interés de fortalecer la democracia a través de sus instituciones. Los nuevos miembros de la JCE no pueden tener ataduras partidarias ni compromisos con ningún sector político, sea de la oposición o del Gobierno si queremos unas elecciones libres, transparentes y equitativas donde el dinero del Estado y los fraudes no sean un factor que determine quién gana y quién pierde, como ha ocurrido en los últimos procesos electorales.

Debemos aspirar a que ningún candidato vuelva a decir: “¡El Estado me venció!”, como dijera Danilo Medina cuando fue derrotado por Leonel Fernández en el 2008, aunque luego, convertido en presidente, convirtió el Estado en su alcancía para “ganarle” a sus adversarios internos y externos.

Tres de los sugeridos para la JCE no están siendo cuestionados por la oposición ni por la sociedad civil. Ellos son: Julio César Castaños Guzmán, de larga trayectoria en la vida pública, miembro de una destacada familia, de sobrada experiencia en asuntos electorales tras haber ocupado la presidencia de la JCE de donde salió sin acusaciones de complicidad con el oficialismo ni de apoyar las vagabunderías que se hicieron durante su gestión; Roberto Saladín no puede ser objetado por razones políticas partidarias.

Ha ocupado diversas funciones públicas a lo largo de su vida en diferentes gobiernos sin haber sido señalado nunca en actos reñidos con la ética y la moral; le sigue Carmencita Imbert Brugal, a quien conozco como una mujer honesta y capaz, que no se prestaría a ninguna acción dolosa. No la rechazaría, independientemente de que firmara un documento –algo que me extrañó mucho- respaldando la reelección de Danilo, a lo cual tenía derecho como ciudadana sin dejar de ser honesta.

Esas tres figuras tienen un peso específico en la sociedad dominicana. Por esa razón el Bloque Opositor, ni la Sociedad Civil, no se oponen a que formen parte de la JCE, como en otros casos. Así las cosas, solo faltaría escoger dos más, con las mismas prendas profesionales y morales.

¿Qué tan difícil puede ser seleccionar los restantes miembros de la JCE en un país donde hay tantos hombres y mujeres honorables, sin militancia partidaria, sin mácula, sin haber sido parte de componendas rastreras, ni de mafias corruptas?
Les sugerí a los dirigentes del PRM que presentaran una lista de cien o 150 personas con esas características, que las hay.

Además de Julio César Castaños, Roberto Saladín, Ricardo Nieves y Carmencita Imbert Brugal, le abría sumado a Negro Veras, Luis Díaz, Wendy Martínez, Roberto Santana, Antonio Medina, entre muchos otros.

El Nacional

La Voz de Todos