Opinión

Una olla de presión

Una olla de presión

Los múltiples problemas que afectan al país lo han convertido prácticamente en una olla de presión, dependiente de un seguro que canalizará todas las potencialidades para que no estalle en mil pedazos, algo que nadie desea, pues todavía los más viejos recordamos la tragedia de 1965, cuando los dominicanos se enfrentaron entre sí, unos por defender la constitucionalidad y otros que se les oponían.

En estos momentos, la corrupción está tragándose lo que queda del país, luego de haber sido vilmente esquilmado por todos los gobiernos anteriores, que siempre hicieron uso personal de los recursos públicos como si fueran suyos.

No hay día que no estalle un escándalo, de alguna manera vinculado a las prácticas corruptas, no solo en la Oficina que construye obras del Estado, sino también en variados Ministerios y Alcaldías. La corrupción ha llegado tan lejos que ha roto las barreras internacionales, pues recientemente un alto diplomático dominicano fue acusado en los Estados Unidos de estar al servicio de una red mafiosa dirigida por un empresario chino, quien entregó 500.000 dólares en sobornos para desarrollar un centro de conferencias de las Naciones Unidas en el territorio de Macao.

Los que han sido elegidos para dirigir los destinos del país y tomar decisiones a favor del pueblo, no han querido o no han sabido buscar personas capacitadas y de un historial limpio, para nombrarlas en los más importantes cargos públicos. No. Han buscado gentes “del partido”, o amigos, no importa que sean incapaces y que tengan un dudoso pasado. La politiquería lo ha permeado todo.

La Justicia también se ha hecho de la vista gorda ante la corrupción, al dejarse arrastrar al pantano a través de algunos jueces corruptos, a quienes no les importa el juicio de la Historia, sino el dinero que pueden lograr a través de sus cargos. No hay, hasta donde se recuerde, un solo caso en que el sentir popular se sienta satisfecho con la decisión de un tribunal contra un corrupto.
No se nos olvida la tremenda lucha librada para que el gobierno destinara el 4% del Presupuesto Nacional para la educación. Pero ¿Qué ha ocurrido? .

Sencillamente, que ese 4% por ciento, una vez aprobado, ha servido para fomentar la corrupción a través de las construcciones escolares, lo que involucra al Ministerio de Educación, que maneja los fondos.

Estas y otras iniquidades, que deberán ser comentadas en otro artículo, como por ejemplo creciente costo de la comida, tienen al pueblo harto, para decirlo francamente. Está como una olla de presión a punto de estallar, s

El Nacional

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