Opinión

Una sociedad agrietada

Una sociedad agrietada

Los fenómenos que sirven para comprobar el estado de deterioro de una sociedad por ser de naturaleza social, muchas veces no se advierten con facilidad, pero cuando ocurren con cierta regularidad o se dan en conjunto, se entienden con simplicidad.

  Así, por ejemplo, para darse cuenta de que la sociedad dominicana está agrietada, solamente hay que analizar  los  hechos  que ocurren en su interior.

El conductor que maneja  irrespetando las leyes de tránsito. poniendo en peligro su vida y la de los demás; el padre  indiferente ante las acciones bochornosas de sus hijos; el gobernante tolerante con los actos de corrupción; el funcionario que sustrae fondos públicos y goza de impunidad; la infuncionalidad de las instituciones del Estado; el legislador que se mueve en el Senado o en la Cámara de Diputados por encargo de quien le pagó para elaborar o aprobar una ley; el otorgamiento a una ONG de una suma millonaria de dinero del presupuesto nacional sin justificación alguna; abogados y abogadas que corrompen jueces venales…

 Los partidos del sistema convertidos en medio de promoción social y enriquecimiento ilícito. Los cuerpos policiales y militares, integrados por hombres y mujeres surgidos de las mismas entrañas del pueblo, están afectados de los mismos vicios que la sociedad en general.

 Las cárceles son centros en los cuales los delincuentes se prostituyen y salen en peores condiciones que cuando entraron.

Por la frontera con Haití se trafica con seres humanos, armas y drogas. La corrupción está presente en instituciones públicas y privadas, y su ejercicio conlleva cada día mayor dosis de descaro, de desfachatez insultante.

Todo esto compone la sociedad dominicana agrietada.

El Nacional

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