Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

¿Se animan  a renunciar?
La sociedad dominicana amaneció ayer con la noticia de que los jueces de la Cámara de Cuentas devolverían la regalía pascual y el incentivo que cobraron sin merecerlo.

 La noticia daba cuenta de que tuvieron un arranque de honestidad que les llegó con bastante retraso, por cierto, y que a decir verdad contrasta con la posición pública que mantenían.

Todavía ayer la presidenta del organismo, la doctora Licelot Marte de Barrios, defendía su desaguisado.

Incluso, aparte de que en esa defensa pretendió enlodar a los medios de comunicación, intentó chantajear a la sociedad dominicana con el pretexto de que las críticas contra su decisión estaba animada por intereses políticos.

Claro, había que recurrir a argumentos de mayor peso y también dijo que los críticos de su metida de pata servían a sectores interesados en evitar la dilucidación de unas auditorías cuyos resultados dizque están pendientes de publicación.

Pero los dominicanos no se dejaron tomar el pelo, y al darse cuenta de eso la tarde del viernes los integrantes de la Cámara de Cuentas anunciaron su decisión de devolver el dinero ilegítimamente cobrado.

Particularmente no felicito a esos señores por una decisión incapaz de resarcir el daño infligido a la credibilidad del organismo al que aseguran sirvir.

Porque aparte de que jamás debieron arrogarse el derecho a un beneficio que no les correspondía, luego nos faltaron el respeto a todos al tratar de justificar lo injustificable.

Quisieron imputarnos intereses políticos y de otra índole, en un gesto de mezquidad  animado por la sinrazón. Esa posición me induce a dudar de la sinceridad del “pesar” manifestado por los señores jueces de la Cámara de Cuentas, dado a conocer a través del comunicado en el que anunciaron la devolución del dinero.

Y a decir verdad ya pocos creen que ellos puedan devolver a ese organismo la credibilidad perdida a causa de los desaciertos que condujeron al juicio político y consecuente destitución de sus antecesores.

La actual membresía del organismo fiscalizador de los fondos del Estado fueron escogidos al final de un escrutinio pormenorizado de la moral de muchísima gente que aspiraba a ser tomada en cuenta a la hora de las designaciones.

Pero de entrada hicieron quedar mal al presidente Leonel Fernández, que los recomendó, y al Senado de la República, que los nombró, y creo que si de verdad quisieran enmendar su error ante la sociedad, renunciarían a sus posiciones.

Porque su falta de delicadeza y tacto no dista mucho del desenfado ante la ley que condujo a la destitución de sus antecesores.

Después del descaro de cobrar la regalía pascual completa y un presunto incentivo que en conjunto sumaron más de medio millón de pesos para cada uno de ellos sin haber rebasado el período de prueba de tres meses,  ya pocos esperarán una gestión caracterizada por la cordura y el respeto a la ley en la Cámara de Cuentas.

Dice un viejo proverbio popular que “después del palo dao ni Dios lo quita”, por lo que difícilmente puedan ellos reencauzar sus pasos de manera que bajo su gestión ese organismo pueda recuperar el prestigio y la credibilidad perdidos.

Debo insistir en que no les creo y lo más probable es no sea yo el más desconfiado de los dominicanos.

Naturalmente, pedirles que renuncien es esperar mucho de ellos, porque a la luz de sus argumentos en la defensa de su desacierto quienes obraron mal son los que denunciaron lo ocurrido en la Cámara de Cuentas.

Probablemente los actuales miembros de ese organismo no hayan violado la ley de contratación de los servidores públicos, como ellos alegan. Pero sus actos perdieron legitimidad, y eso es grave.

victormendez23@hotmail.com

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