Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

¡Así se hace, general Sanz!

La semana que recién termina se produjo en Dajabón otra agresión en gran escala contra la Ley de Migración.

 Cientos de haitianos indocumentados ocuparon un templo de la Iglesia  Católica, bajo el apadrinamiento del sacerdote Regino Martínez, tratando de forzar al Gobierno para que los dejara en territorio dominicano en situación de ilegalidad.

Y según leí más adelante en una información periodística, el cura al parecer quería que el general José Aníbal Sanz Jiminián, el director de Migración, lo facultara a autorizar el ingreso y estadía de haitianos indocumentados a territorio dominicano.

Claro, esa autorización no era solicitada en esos términos exactamente, aunque implicaba de hecho ceder parte de la responsabilidad de la Dirección General de Migración a favor de un particular al que se investiría irregularmente de autoridad.

Menos mal que el general Sanz Jiminián no cayó en el gancho y rechazó la pretención del cura, aparte de que dispuso la repatriación de los indocumentados que habían tomado la iglesia.

El padre Regino dirige una de las tantas Organizaciones No Gubernamentales que intervienen en el manejo del problema de la inmigración ilegal haitiana.

 Pero como muchas otras de esas entidades,  la que dirige el padre Regino Martínez parece interesarse más en la protección de los indocumentados haitianos que en ceñirse a las estipulaciones de la ley.

Como las otras de su tipo, trata de subordinar la Ley de Migración a los intereses de sus protegidos, y esa es la parte mala en el manejo de el problema de la migración ilegal haitiana. Claro, no voy a referirme al padre Regino como otro de los tantos bergantes, con sotana o sin ella, que se han lucrado de la inmigración ilegal haitiana, ni lo situaré entre los que han hecho fortuna en labores similares.

Porque curas hemos tenido que han declarado como hijos suyos a decenas de niños haitianos con la intención de garantizarles la ciudadanía dominicana a pesar de que ellos también eran extranjeros.

Ojalá me hicieran quedar mal al probarme que el farsante cura  Pedro Ruquoy se llevó a Bélgica a los casi cien haitianitos que declaró como sus hijos, porque conforme a nuestra Constitución la ciudadanía dominicana no les correspondía.

 Otro caso no menos grave es el de su similar español Christopher Hartley, otro ensotanado al que su propia iglesia tuvo que sacar del territorio dominicano porque sus diabluras contra este país llegaron a escandalizar hasta a sus propios superiores.

No me atrevería a decir que la misión pastoral del padre Regino es similar a la de aquellos farsantes porque me  faltan elementos de juicio para apoyar una aseveración en ese sentido.

Lo que sí puedo decir con propiedad es que él no tiene potestad para autorizar el ingreso de ningún extranjero a territorio dominicano, a menos que lo nombren director de Migración.

Y que aunque lo designen en ese puesto jamás tendrá derecho a violar la ley que rige la materia, ni ninguna otra legislación.

De manera que desde aquí respaldo decididamente la actuación del general Sanz Jiminián en el manejo de la ocupación de la iglesia en Dajabón.

De lo que se trató en esa oportunidad fue de hacer cumplir la ley, que era desafiantemente violada por cientos de indocumentados haitianos y atacada por el padre Regino y la organización que dirije, para beneficio particular.

 El general Sanz Jiminián tiene la misión de hacer cumplir las disposiciones migratorias y bajo ninguna circunstancia debe delegar esa responsabilidad en ningún particular, independientemente de cómo se vista.

Siga por esa ruta, general, que por ahí va bien.

victormendez23@hotmail.com

victormendez23@gmail.com

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