Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

Los médicos y sus

El tristemente célebre reclamo de aumento salarial de los médicos ha dado lugar a una de las más largas y accidentadas historias de demandas de conquistas laborales de este nuestro país de las maravillas, y desde aquí debo felicitar al doctor Waldo Ariel Suero por lo bien que se ha manejado para no dejar caer el tema.

Hay que reconocerle que ha hecho de todo para mantener en alto su bandera de lucha, sin detenerse en acciones cuya legalidad y legitimidad son sujetos de discusión, como la ocupación de las sedes de instituciones públicas.

O en imprudencias como su proyectada marcha hacia el Congreso Nacional el día de la juramentación del presidente Leonel Fernández, después de quién sabe cuántas huelgas en los hospitales públicos con su secuela de rechazo por parte de la población.

Tampoco se detuvo cuando se le ocurrió insultar la inteligencia del pueblo dominicano al defender el proyecto de ley que gravaría los ahorros, con el alegato de que ese gravamen afectaría sólo a los ahorrantes millonarios.

Claro, en ese aspecto el doctor Suero incurrió en la defensa de lo indefendible, pero tenía que llevarle la contraria al resto de la población, posición muy consecuente con su conducta a lo largo de su indetenible jornada de lucha.

Naturalmente, no descarto que el Gobierno, sea a través del Poder Ejecutivo o del Congreso Nacional, le buscará la vuelta al tema médico hasta satisfacer la demanda del salario de privilegio reclamado por el presidente del Colegio Médico.

Independientemente de que para eso tengan que violar la Constitución mediante la aprobación de una ley que penalice a la sociedad dominicana para recaudar el dinero necesario para llevar los salarios de los médicos al nivel reclamado por ellos.

Nuestra Carta Magna prohíbe legislar para beneficio de un sector en particular, pero eso no ha sido tomado en cuenta ni siquiera por nuestros legisladores al buscar fórmulas para recaudar fondos para complacer al doctor Suero y a los suyos.

Todos somos testigos de que una comisión congresional ha analizado la posibilidad de imponer nuevas cargas impositivas a las empresas cigarrilleras, a la industria del alcohol, a las tarjetas de crédito y la penalización del ahorro, con miras a complacer al sector salud.

Y nadie ha sido capaz de pararse en dos patas, como decimos en buen dominicano, para decir que esa ley, si finalmente llegara a serlo con la aprobación del Congreso y la promulgación del Poder Ejecutivo, sería pasible de ser enfrentada con éxito mediante el sometimiento de recursos de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia.

Pero tampoco ha aparecido quien alerte en el sentido de que aún encontrando fuentes capaces de sustentar el aumento salarial para los médicos, no pasará mucho tiempo para que el presidente del Colegio Médico emprenda una nueva jornada de lucha, con razones o sin ellas.

¿O acaso va el doctor Suero a abandonar un escenario que le permite presentarse como el papaúpa de la matica, el protagonista de mil batallas?

Particularmente pienso que, si de hacer justicia salarial se tratara, no debería circunscribirse a los médicos, que no son  los servidores públicos peor pagados aunque no pretendo insinuar que ellos actualmente devengan el salario que merecen.

Por el contrario, si los salarios de ese sector profesional fueran elevados sobre los 58 mil pesos mensuales que reclaman los médicos y se dejara en los niveles actuales los del resto de los servidores de la administración pública, se estaría incurriendo en una enojosa injusticia.

De manera que cualquier proyecto de ley encaminado a mejorar el nivel salarial debe abarcar a los servidores del sector público en sentido general, porque aparte de que se haría justicia a todos, estaríamos ante una iniciativa enmarcada en la Constitución.

victormendez23@hotmail.com

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