Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

¡Yo padecí la gripe A!
El tema de la originalmente llamada “gripe porcina” no ha sido abordado aquí con la responsabilidad debida, aunque ya a mitad de la semana que termina las autoridades tuvieron que reconocer su presencia en nuestro medio.

Hasta entonces habían propalado a los cuatro vientos que tomaban todas las previsiones para afrontar el mal, si era necesario, pero se empecinaban en convencer de que el virus estaba lejos de aquí.

Pero creo que desde el principio se ha tratado de sacarle el cuerpo al deber de airear la verdad, y se recurrió a las medias verdades con la intención de ocultar información.

Pudo más que el deber, la premeditada intención de evitar que la admisión de la verdad afectara la recepción de divisas a través del turismo.

 Claro, la verdad, que siempre aflora sin importar el espesor de la cobija con que se pretenda ocultarla, ha venido abriéndose camino y ya el secretario de Salud Pública ha tenido que admitir lo que muchos ya sospechábamos.

Primero reconocía que “el virus circula” por nuestro ámbito, aunque aclaraba inmediatamente que no había registros de casos de la emfermedad en territorio dominicano.

Naturalmente, falta bastante por decir porque la realidad ha venido dándonos en la cara con la detección de enfermos que antes del diagnóstico habían estado en territorio dominicano.

Todo comenzó con el caso de la chilena que estuvo por aquí y al regresar a su país le diagnosticaron el mal, luego con los estudiantes peruanos, y finalmente con la pareja de recién casados rusos.

Particularmente, creo que Salud Pública contuvo mientras pudo la confirmación de la presencia del virus aquí, pero que al final ya no le quedaba ninguna opción para seguir negándola. Sin embargo, estoy casi convencido de que la historia de la “influenza porcina” es bastante más larga por aquí, y que incluso yo mismo la padecí días antes que mi hijo menor.

Porque a juzgar por los síntomas característicos del contagio por el virus, era éso y ninguna otra cosa el quebranto de salud que padecí hace alrededor de dos meses.

Según he visto en reportes de prensa, los síntomas de ese mal  en el ser humano incluyen “aumento de secreción nasal, tos, dolor de garganta, fiebre, malestar general, pérdida del apetito, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y en casos de mala evolución, desorientación, pérdida de la conciencia y ocasionalmente puede terminar en la muerte”.

De todo eso, el único síntoma que no sentí fue el aumento de la secreción nasal. Los demás los tuve todos, además de un intenso dolor de cabeza.

Por esos días se hablaba de un brote de gastroenteritis que los médicos no parecían tener mucho éxito en su esfuerzo por contrarrestarlo.

Ese virus, incluso, llegó a acabar con la vida de algunos niños y uno que otro adulto, y no dudo que si a esas víctimas fatales les hicieran autopsias se llegara a la conclusión de que lo que los mató fue la “gripe porcina”.

Recuerdo que los médicos parecían desorientados al tratar los abundantes casos que se les presentaban, y no centraban el tratamiento a combatir un mal específico, sino a cada síntoma en particular.

Y al igual que ahora, por aquellos días las autoridades y los médicos recomendaban a las personas que sintieran alguno de esos síntomas no automedicarse.

De manera que tomando en consideración la coincidencia del manejo médico del problema, además de la similitud de los síntomas del virus de  la influenza porcina y los del presunto brote reciente de “gastroenteritis”, me pregunto si habrán fallado los registros o el diagnóstico médico.

Porque casi tengo la certeza de que la “gripe A” atormenta a los dominicanos desde mucho antes de ser detectada en México y otros países del mundo, y sería interesante averiguar cuántas personas habrán muerto por su causa.

victormendez23@hotmail.com

El Nacional

La Voz de Todos