Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

Miches es una comunidad de gente muy buena,  solidaria y trabajadora, que paga sus impuestos, vota en todas las elecciones y aporta a la economía del país en distintos renglones.

Puede decirse con propiedad que Miches es un paraíso inexplotado en el que se queda todo quien lo descubre.

 Se dice que estuvo por allí el famosísimo cantante español Julio Iglesias, que compró tierras y plantó allí sus intereses.

Lo mismo habría ocurrido con Oscar de la Renta y otros famosos a los que el rumor les atribuye haber comprado tierras en la zona playera de Miches.

Claro, pruebas documentadas hay de que pasaron por Miches y se quedaron, Frank Rainieri, Yoryi Nader, la familia Aguayo León, el canadiense Dereck Elliott, la empresa española Miches Grand Resort y el venezolano Gustavo Cisneros, entre muchos otros.

Pero los michenses (yo prefiero decir micheros) no tenemos mucha suerte con éste ni con ningún otro Gobierno, aunque en tres oportunidades un Presidente estuvo por allí entregando sendas obras desde que tengo uso de razón.

Recuerdo haber visto al entonces presidente Joaquín Balaguer inaugurar la carretera Miches-Sabana de la Mar a principios de la década de los 70, y casi 30 años después el doctor Leonel Fernández inauguraba la escuela de El Cedro, obra cuya construcción duró 24 años.

Y me dicen que el presidente Hipólito Mejía estuvo en La Gina, en la inauguración de otra escuela.

Me cuentan que luego de inaugurar la escuela, al salir de Miches hacia El Seibo, el presidente Fernández preguntaba a alguien: “Profesor, ¿y usted está seguro de que ésta es la carretera?”.

Refresco aquella frase del mandatario a propósito de que mi artículo de hoy fue pensado en base a que Miches tiene de todo, excepto suerte.

Los atractivos turísticos y la calidad humana de los micheros hacen de Miches un auténtico paraíso terrenal difícil de descubrir porque las carreteras no sirven para llegar a él.

Recuerdo que durante cada gestión de gobierno del doctor Balaguer fue contratada la reconstrucción de la carretera Miches-El Seibo, pero la obra nunca fue completada.

El último que ordenó invertir una millonada en la reconstrucción de esa  vía, y de la que comunica a Miches con Sabana de la Mar, fue Hipólito.

Y aunque la de El Seibo estuvo cerca de ser reconstruída, fue abandonada cuando ya faltaba poco, y volvió a quedar inservible.

Pero la misma historia se repite en las que conducen a Sabana de la Mar e Higüey.

Desde hace muchos años a esas vías sólo se les han hecho parches cuando fenómenos atmosféricos han interrupido el tránsito por ellas, y no han valido huelgas de choferes ni ninguna otra manifestación de protesta.

A veces da la impresión de que para nuestras autoridades, Miches todavía no ha sido fundado, aunque como prueba de que existe puedo citar mi propia procedencia y las tres veces que conozco en que un Presidente ha visitado esa comunidad para inaugurar obras públicas.

 Estoy casi convencido de que es cuestión de mala suerte, tal vez porque como no hay felicidad completa Miches no podía tener belleza natural, buena tierra para la producción agrícola y ganadera, gente buena y adecuadas vías de acceso.

Tenía que faltar algo y faltaron las carreteras, lo que tal vez pudiera ser resuelto si el presidente Fernández decidiera ir a Miches por tierra.

Y como se acercan los propicios días de campaña con miras a las elecciones parciales del año próximo, quizás sería cuestión de rogar a la divinidad en la que se crea para que induzca al Presidente a hacer por tierra ese recorrido.

Pero si usted conoce, amigo lector, alguna manera de llevar al ánimo de nuestras autoridades la necesidad de reconstruir las carreteras de Miches, dénos una manita y cuente con nuestra gratitud. 

victormendez23@hotmail.com

 

El Nacional

La Voz de Todos