Opinión

Unas de cal…

Unas de cal…

¡Lo que nos  trajo el TLC!

Antes de su entrada en vigencia, el Tratado de Libre Comercio fue promovido en la sociedad dominicana como la solución a muchísimos problemas, entre ellos la escasez de determinados productos y la especulación con los precios de otros de origen local o de importación.

Pero como todos los sueños que nos venden a los dominicanos, los beneficios de ese convenio comercial han quedado lejos del alcance de la población, que por el contrario ha salido perdiendo al tener que solventar alzas de precios en todos los bienes y servicios.

Hablo de que la especulación continuó o se acentuó, con la agravante de que afianzó la competencia desleal en el comercio al traer de Centroamérica, bajo el amparo del Tratado de Libre Comercio, mercancía y productos subsidiados allá.

Por estos días ha salido a relucir que el comercio entre República Dominicana y Centroamérica ha operado con un déficit en contra nuestra que ya alcanza los mil 200 millones de dólares.

De primera intención da la impresión de que nuestras autoridades no han sido lo suficientemente diligentes para corregir la situación desde la entrada en vigencia del convenio comercial en el año 2000,  aunque hay que reconocerle al difunto director de Aduanas Miguel Cocco haberlo intentado a través de la reliquidación de importaciones hechas bajo regímenes especiales.

Y se estima que debido a la maniobra mediante la cual productos subsidiados en Centroamérica son traídos bajo el amparo del TLC, el Estado dominicano ha dejado de percibir impuestos por la friolera de tres mil millones de pesos durante los últimos ocho años.

A través de esa malsana práctica, han sido víctimas de competencia desleal industrias locales dedicadas a la producción de envases plásticos y de cristal, sacos, alambre eléctrico, calzados y medias, al igual que de productos lácteos y otros.

Claro, el problema no es atribuible a los exportadores centroamericanos, porque todo cuanto han hecho ellos es beneficiarse de la falta de mecanismos institucionales aquí, para obtener beneficios adicionales.

Debo insistir en que ha habido dejadez de nuestras autoridades, y no me refiero sólo a las del actual Gobierno.

Porque hay que recordar que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica entró en vigencia sin marco regulatorio en República Dominicana, y que fue dos años después cuando comenzó a aplicarse reglas más o menos claras.

Pero quedaron pendientes de ajuste detalles en los que se apoyan desigualdades en un intercambio comercial que debería ser justo… y también el Estado sale perdiendo. Ojalá no dejen las cosas así.

El Nacional

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