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Unión Cívica Nacional vs. tiranía trujillista

Unión Cívica Nacional  vs. tiranía trujillista

 

Unión Cívica Nacional (UCN) dirigió y logró articular un rol crucial para eliminar los residuos de la tiranía del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), cuando asumió el protagonismo civil para restaurar la el accionar de la democracia, perdida luego de los sucesos aciagos del 23 de febrero 1930 con el surgiente brigadier depuso al presidente constitucional Horacio Vásquez.

Los pormenores de ese trayecto, extrañamente obviado y sospechosamente silenciado o de cualquier manera, obviado, como si se pretendiese que no logró la transición que hizo posible el paso de la tiranía a la democracia, evitando un baño de sangre, como se prevenía, fue descrita y ponderada por el doctor Federico Carlos Alvarez Morales, en una magistral ponencia en el Museo Memorial de la Resistencia el cinco de febrero último.

Accediendo a una invitación del presidente del MMR, Eduardo Díaz, el disertante pronunció una conferencia memorable donde pormenoriza y describe con detalles precisos los acontecimientos que devinieron luego de producirse el ajusticiamiento del déspota el 30 de mayo de 1961 por un grupo de corajudos que desafiaron todos los riesgos y que no completaron su misión de conformar un gobierno provisional porque el eje decisivo para ese gozne, el entonces titular de los institutos armados, mayor general EN José René Román Fernández escabullo el bulto erróneamente interpretando que los conjurados serían todos eliminados salvándose él.

Fue una apreciación irreal y subjetiva porque Román Fernández debió intuir que los organismos de seguridad del gobierno eran totalmente adictos al mayor general FAD Rafael Leonidas Trujillo Martínez (Ramfis), como en efecto fue, informado en tiempo record de los conjurados en eliminar a su padre, entre los que figuraban Román Fernández

Los conjurados quedaron sin protección alguna y eliminados rápido todos, exceptuando a Antonio Imbert Barrera y Luis Amiama Tió, que consiguieron guarecerse y evadir la persecución, como el símil de un film de suspenso a lo Alfred Hichcok.

Federico Carlos Alvarez Morales describió el rol protagónico del doctor Angel Severo Cabral, valor personal y ciudadano invaluable, asesinado alevosamente por Daniel Ozuna, injustamente silenciado por los cronistas vinculados a los menesteres de la historia, igual que al disertante, Antinoe Fiallo, Rafael Albuquerque Zayas-Bazán, Osvaldo Peña Batlle (Cocó); Jordi Brossa, Manuel Baquero Ricart; Asela Morel; licenciado César de Castro Guerra; doctor Frank Hernández; doctor Cosme Gómez Patiño; doctor Cristóbal Gómez Yanguela; doctor Viriato Fiallo; doctor José Fernández Caminero; Miguel Lama Mitre, doctor Ramón Tapia Espinal; ingeniero Alfredo Manzano Bonilla.

Además doctor Antonio Rosario; Camilo Suero; Manuel Horacio Castillo; Rubén Alvarez; Manolo Tavárez Justo y Mienta Roques, entre u n grupo memorable que es menester mencionar, porque su desafiante valiente actitud determinó la decisión de Ramfis Trujillo resignar el poder y abandonar el país, no obstante la vendetta terrible y deleznable de eliminar personalmente a los conjurados en ajusticiar a su progenitor en la hacienda María el 18 de noviembre de 1961, masacrados por Ramfis, a tiros, pulgada a pulgada, todos los cuerpos de aquellos osados regicidas que con un valor invaluable eliminaron al déspota.

Conspirar para eliminar a un déspota con una raíz de poder de 31 años era una decisión peliaguda, tenebrosa, escabrosa, temeraria, increíble, conociendo el difuso temor de tuétano que taladraba la psiquis nacional en ese momento histórico, y luego del ajusticiamiento, la expectativa de la vendetta que se intuía de una mente enferma con la de Ramfis, que fue paciente de eminentes psiquiatras de Madrid, Zurich, la capital dominicana y el sacerdote Gervasio Posada (sj), director del Retiro Manresa.

Es pertinente acotar que los conductores del retorno de los mecanismos de la democracia post-Trujillo eran todos de clase media, profesionales, con sus medios de sobrevivencia garantizados por sus conocimientos académicos, y fue encomiable que arriesgaran mucho el sosiego de familias, consultorios, y hasta su vida, para que los dominicanos ejerciéramos el albedrío conculcado por 32 años de escoger a nuestros gobernantes.

Aquel vozarrón pronunciado por el doctor Viriato Fiallo de ¡Basta ya!, en el Baluarte del Conde y en el parque Duarte de Santiago de los Caballeros, que movilizaron la conciencia nacional hacia una convergencia granítica de decidir su destino político.

Unión Cívica Nacional asumió la responsabilidad histórica de exigir al presidente gomígrafo doctor Joaquín Balaguer, liberar a todos los presos políticos, eliminar la prescripción por motivos políticos, suprimir los grupos represivos y los privilegios a grupos políticos, expulsar a la familia Trujillo, eliminar al tenebroso Servicio de Inteligencia Militar (SIM) que dirigía el sanguinario y tétrico teniente coronel EN John Abbes García, solicitar a la OEA enviar misión militar para reorganizar a los institutos armados, la renuncia de los jefes de las FFAA y suprimir el rango de Jefe de Estado Mayor Conjunto de las FAA, que era Ramfis Trujillo.

Ese fárrago de exigencias, la rectitud frontal como UCN las exigió, y el recreo de aquella situación de alto stress que padecía la psiquis nacional expuestas con relieves emocionantes que resultaron como un “trailer” de aquellos sucesos terribles por el doctor Federico Carlos Alvarez Morales, resultan relicarios de invaluable apreciación, merecedores de interpretaciones amplias y correctas por los discípulos de Clío.

 

El Nacional

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