Opinión

Unir voluntades

Unir voluntades

Horas después que Delci Miguelina Yapor murió por el impacto de un balazo disparado contra dos individuos que perpetraron un asalto en el ensanche Evaristo Morales, murió Jacqueline de la Cruz, de 35 años, asesinada por dos sujetos para robarle la cartera, en el barrio Villa Consuelo.

La delincuencia, con su secuela de terror y sangre, ha vuelto a asumir control de las calles y del ánimo público, al punto que no se exagera si se afirma que la ciudadanía sufre de un nivel de perturbación al punto de lo paranoico.

Ha trascendido que el ministro de Defensa, teniente general Rubén Paulino Sem, instruyó a los jefes de los comandos Metropolitano, Norte y Sur, así como a los viceministros y directores de diversas dependencias militares, reactivar un plan de contingencia para ayudar contener la criminalidad.

El auge de atracos, asaltos y robo agravado parece desbordar la capacidad de prevención y control de la Policía, a cuyos investigadores se les reconoce que suelen identificar a los responsables de muchos asesinatos, pero sin lograr desalojar de las calles a los delincuentes.

La carencia de liderazgo del Ministerio Público en las principales demarcaciones geográficas es también una causa de incremento de la delincuencia, porque la mayoría de los fiscales no ejecutan o aplican políticas coherentes para afrontar el flagelo ni para que esos antisociales sufran de penas severas en los tribunales.

Los jueces del orden penal no han unificado una clara voluntad jurídica de enviar una contundente señal a la sociedad de que aplicarán castigo ejemplar a imputados en asesinatos, atracos, asaltos, secuestros, violaciones, o cualquier otro crimen de naturaleza violenta.

Es por eso que la mayoría de los delincuentes apresados tienen la condición de reincidentes, en cuyos prontuarios delictivos figuran numerosos asesinatos, sin que permanezcan en las cárceles ni siquiera el tiempo de vacaciones, ominosa señal de que no hay coherencia en las labores, misiones y valores de la Policía, Ministerio Público ni del orden judicial.

Ante el auge de la delincuencia, se recurrirá de nuevo al patrullaje militar, sin que se entienda que para reconquistar el sosiego ciudadano se requiere el concurso activo de policías, fiscales y jueces en la dirección de prevenir, perseguir, procesar y sancionar los crímenes y delitos.

El Nacional

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