Opinión

Vakeró

Vakeró

Vakeró, cantante de música urbana, podrá ser famoso y tener buena posición económica, lo cual desconozco, pero en la composición social dominicana, continúa siendo un marginado. Ese es un dato fundamental para lo que a continuación voy a decir.

 Ese señor está involucrado en una investigación como consecuencia de una querella que ha puesto en su contra la señora Martha Heredia por supuesta violencia de género, y digo supuesta porque en nuestro ordenamiento jurídico está vigente que mientras no se demuestre lo contrario, los imputados se presumen inocentes.

 El ministerio público solicitó prisión preventiva contra él, y un juez acogió la solicitud. Ese es otra información importante para recordar que al investigado puede aplicársele una pena o ser descargado al final del proceso, es decir, él está lejos de ser un condenado.

Al llegar al recinto carcelario le advirtieron que le cortarían su larga cabellera que es una especie de sello de identidad del cantante y que, en algunas personas, no sé si es su caso, es consecuencia de profesar alguna creencia de naturaleza religiosa. Sus abogados se dispusieron a elevar un recurso de amparo para evitar la medida y, antes de que este fuera conocido, al preso preventivo le fue rapada toda su cabeza.

El procurador general de la república ha justificado la medida con el argumento de que las reglas deben ser iguales para todos y que no actuar como se hizo habría producido un estado generalizado de indisciplina.

Lo primero es decir que el reglamento que permite cortar totalmente los cabellos a las personas preventivamente privadas de libertad debe ser derogado por improcedente y constituir un atentado al desarrollo libre de la personalidad. Lo segundo, que lo dicho por el magistrado es cierto, tanto como le resultará imposible demostrar que en la totalidad de los centros penitenciarios se aplica ese principio de igualdad de todos ante el imperio de la ley.

La cárcel de Najayo bastaría para desmentir la afirmación de que las reglas se aplican sin excepción. En ella se hospedan, nunca mejor usado el término, varios privilegiados de este país, los cuales están condenados de forma irrevocable, y aquello parece un hotel.

El procurador prometió, en el inicio de su gestión, que acabaría con esas circunstancias. Ahora, cuando ha reiterado su convicción de que la ley debe recaer frente a todos, sería positivo que explicara por qué no ha podido cumplir con su palabra empeñada.

El Nacional

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