SANTIAGO.- El hallazgo el pasado viernes en la tarde en un motel de esta ciudad de los cadáveres de un hombre y una mujer con heridas de bala en la cabeza, se convierte en la segunda tragedia de este tipo ocurrida en cabañas de aquí, en este mes.
Los cuerpos sin vida de Andrea Tiburcio Batista, de 31 años, quien residía en Canabacoa, y Wellington Reinoso Matos, de 25, procedente de El Estrecho de Luperón, de Puerto Plata, fueron encontrados por empleados de la cabaña Ethics, localizada en la autopista Duarte, próximo a esta ciudad.
El coronel Jesús Cordero Paredes, portavoz de la Dirección Regional Cibao-Central de esa institución, dijo que al parecer primero Reinoso Matos mató a la joven Tiburcio Batista y luego se suicidó, disparándose a la cabeza.
La joven Tiburcio Batista presenta una herida de bala en la región frontal, mientras que Reinoso Matos tiene una herida en la región temporal derecha.
El oficial añadió en su informe, que los indicios preliminares señalan que la tragedia ocurrió por motivos pasionales.
Es la segunda tragedia que ocurre en este tipo de escenario (cabañas).
La madrugada del 3 de julio de este año, la habitación 28, de los moteles El Arco, en la autopista Duarte, Angel Rafael Reyes (Rafelito), de 51 años, mató a cuchilladas a su ex concubina Raquel Saviñón Guaba, de 29, y a sus hijos Angel Junior, de 9 años, y un infante de tres meses de nacido.
Tras cometer el hecho, Reyes ingirió una sustancia venenosa con fines suicidas, pero luego se ahorcó en el closet de la habitación de la cabaña.
Al igual que la anterior, los motivos de esta tragedia fueron pasionales, según dijo la Policía en aquella ocasión
Vecinos del homicida explicaron que en numerosas ocasiones Reyes había advertido que mataría a su ex concubina junto a sus hijos y luego se quitaría la vida, inclusive le había revelado esas intenciones a una amiga que intentó disuadirlo.
La Policía presume que en ambos casos, los autores de estos homicidios se suicidaron.
Lo que pasaba
En los últimos años la mayoría de las muertes en moteles se debía al dióxido de carbono que producen los vehículos dejados encendidos, pero ahora ocurren en esos lugares asesinatos y suicidios con mucha frecuencia. La mayoría de ellos por problemas pasionales.
